DISOLUCIÓN DE ETA
Fueron muchas las personas que vivieron de cerca el terrorismo de ETA, como es el caso de los exministros del Interior Jaime Mayor Oreja y Alfredo Pérez Rubalcaba. El primero estaba al frente del Ministerio durante algunos de los episodios más trágicos en la sangrienta historia de la banda terrorista mientras que el segundo ocupaba el puesto en los años en los que se abandonó la lucha armada.
Ninguno de los dos podrá olvidar el daño que los terroristas hicieron a tantas familias pues durante esos años su principal obsesión no era otra que derrotar a la banda.
Mayor Oreja vivió desde 1996 tanto el secuestro de Ortega Lara como el chantaje continuado de ETA al Gobierno. Un chantaje al que no sucumbió y que acabó con la muerte de la cara más visible de las víctimas de la banda terrorista: Miguel Ángel Blanco. "No tuve dudas de lo que había que hacer, pero presidido por el dolor, porque al final el desenlace sabíamos que iba a ser el que fue".
Por su parte, la etapa de Rubalcaba como ministro del Interior acabó tan solo unos meses antes del desarme de ETA. Años atrás, vivió el que sería el último atentado con víctimas mortales en nuestro país -contra dos guardias civiles en Mallorca-, y la muerte a tiros de un exconcejal socialista: "Me acuerdo de nombres, de olores, de todo, de los atentados que tuve. De las familias, esa es la parte agria, que es muy dura", lamenta el exministro.
Ambos coinciden en que el de hoy no es más que un nuevo capítulo en la historia de la banda terrorista. "Es una metamorfosis. Lo que pretenden es legalizar, legitimar los objetivos de ETA", dice Mayor Oreja. Por su parte, Rubalcaba se muestra rotundo: "Mataron ellos, el conflicto eran ellos y se fueron derrotados por la Democracia sin conseguir nada".