CON MEDIDAS DE SEGURIDAD
El teniente de la Guardia Civil agredido en octubre de 2016 en un bar de la localidad navarra de Alsasua ha declarado en el juicio en la Audiencia Nacional que recibió empujones, golpes y patadas por todos los lados, especialmente en la cabeza, piernas y espalda.
Nadie intentó ayudarle mientras era agredido en el bar Koxka ni persona alguna intentó calmar la situación, ha descrito el teniente, quien se ha mostrado convencido de que todo el mundo en el bar sabía que era guardia civil y que también conocían a su novia.
Ambos y otra pareja, un sargento del instituto armado y su novia, fueron agredidos en ese bar por un grupo de personas, entre ellas presuntamente las ocho que se sientan en el banquillo en el juicio, en un suceso que ha relatado el teniente ante el tribunal, al que ha descrito la situación "indefensa" en la que se quedó tras recibir constantes golpes
Este lunes los ocho acusados, que solo aceptaron responder a sus defensas, negaron su participación en la agresión así como que dirigieran o integraran el colectivo del entorno de ETA para expulsar a las fuerzas de seguridad del Estado del País Vasco y Navarra e, incluso, algunos de ellos que llegaran a asistir a alguno de sus actos.
Para los acusados, siete de ellos de entre 21 y 24 años de edad y un octavo de 31, la Fiscalía pide penas de entre 12 y 62 años de prisión por lesiones y amenazas terroristas. La Fiscalía encuadra la actuación de los acusados al colectivo "Ospa!" (¡Fuera!) y las campañas Alde Hemendik (Fuera de aquí) creadas por el entorno de ETA y que buscan la expulsión de las fuerzas de seguridad del Estado de Navarra y del País Vasco.
Tres de los acusados están en prisión provisional, entre ellos Ohian Arnanz, para quien se pide la mayor pena -62 años y medio de cárcel- y quien ayer reconoció que estuvo en el bar Koxka aunque no participó en nada, si bien en la fase de instrucción del caso negó que hubiera estado.
Otro de los acusados en prisión, Jokin Unamuno, afirmó que cuando entró en el bar ya estaba bastante borracho y se enfadó con los agentes porque le habían puesto cuatro multas, dos de tráfico por circular en dirección contraria y las otras por infracciones contra la seguridad ciudadana. "Le dije que menuda jeta que tenían porque se dedicaban a crujir a multas a los jóvenes del pueblo y que luego acudían a los bares", ha dicho Unamuno, quien se enfrenta a 50 años de cárcel.
El tercer acusado que está en prisión, Adur Ramírez, para quien también solicitan 50 años de cárcel, señaló que no estuvo en "toda la noche" en el bar.