Cumbre Vieja
La ausencia de viento y la entrada de polvo en suspensión del Sahara están complicando que los gases tóxicos se dispersen
La calidad del aire en La Palma preocupa. Y mucho. La ausencia de viento y la entrada de polvo en suspensión procedente del Sahara están impidiendo que los gases tóxicos procedentes de la erupción volcánica en la isla se dispersen. Por eso el consejo a la población ha sido unánime: lo mejor es quedarse en casa.
Especialmente en localidades como El Paso y Los Llanos, los cuales están muy expuestos a esta mala situación de la calidad del aire en la zona. Por eso las autoridades han solicitado llevar mascarillas FFP2 en el caso de ser imprescindible salir de los hogares. Aunque en el primer de los municipios ya se ha hecho un llamamiento al autoconfinamiento entre las dos de la tarde y las nueve de la noche.
El problema de esta situación es que se espera que se prolongue durante todo este martes 19 de octubre. Un día clave, ya que se cumple un mes desde que el volcán Cumbre Vieja comenzó a destruir la isla canaria y obligar a miles de familias a abandonar sus hogares. Pero la situación no mejora e incluso podría implicar la evacuación de más familias, acción que más preocupa a las autoridades.
La columna de humo ya alcanza los 4.000 metros de altura y la ceniza está cayendo especialmente con gran intensidad. A esto hay que sumar la brisa, la cual está empujando los gases hacia arriba, el polvo en suspensión que llega desde el Sahara y la inversión térmica, es decir, un fenómeno que actúa como tapón y evita que los gases y las partículas puedan dispersarse.
La colada norte, cada vez más cerca del mar
Por si esta situación fuese poco, también hay que sumar la extrema preocupación que hay en estos momentos por la colada norte, la cual continúa avanzando y expandiendo lava por la isla hasta el punto de acercarse cada vez más al mar. Una colada que en su camino ha arrasado edificaciones y muchas plataneras y que podría generar una nueva fajana si continúa el curso adquirido.
Además, podría desembocar en poco tiempo. La distancia entre la colada más activa y el mar es de 160 metros, aunque avanza a una paulatina velocidad de dos metros por hora. Sin embargo, los efectivos de la UME ya han balizado su recorrido y la vigilan de cerca para evitar cualquier tipo de sorpresa.
El motivo: de llegar al mar serían necesarios nuevos confinamientos por las posibles explosiones y la emanación de los gases nocivos. Una situación crítica que también puede repercutir en la operabilidad del aeropuerto de la isla, el cual reabrió finalmente este lunes su tráfico. Las autoridades lo tienen claro: las próximas horas serán cruciales para el devenir de esta colada en La Palma.