LOS RETORNADOS DEL DESIERTO
Mediante su aparato mediático, Daesh muestra a unos terroristas físicamente muy atractivos y lanzan mensajes afirmando que esos hombres van a cuidar de las mujeres, como si fueran reinas. Sin embargo "la realidad es mucho más dura", asegura un agente.
El policía explica que Daesh vende una supuesta vida idílica, sin embargo, cuando las mujeres llegan al califato, se dedican a las tareas del hogar y algunas son incluso esclavas sexuales. Para atraerlas, los soldados de Daesh omiten esa información y entra en juego de nuevo la capacidad mediática de este grupo terrorista.
La autora de 'Las novias de la Yihad', Ángela Rodicio, cuenta que Daesh muestra una imagen totalmente diferente a la realidad. Aseguran que estas mujeres van a vivir en casas lujosas y que al llegar a Mosul tendrán electrodomésticos y grandes mansiones, pero en realidad al llegar allí se encuentran con "violaciones en masa, adiestramientos con armas, les han enseñado a hacer bombas y en muchos casos las han matado a golpes cuando han intentado huir". Rodicio describe la situación de la mujer en Siria como "las mil y una noches del terror".
Sin embargo, la situación que viven estos jóvenes en sus países de origen les lleva a querer huir a Siria. Rodicio señala que "de las puertas de su casa para dentro, viven con padres un poco anclados en la Edad Media, y de puertas para fuera, estos adolescentes viven en el Siglo XII", por ello considera que es "esta especie de esquizofrenia" lo que les lleva a tomar las riendas de su vida.
La escritora explica que los terroristas buscan adolescentes para aprovecharse de su inmadurez en todos los sentidos, porque "no tienen una opinión formada" de momento.
Samira Yerou y Maryam Al Andalusiya, detenidas cuando intentaban viajar a Siria
Samira Yerou es una joven marroquí de 33 años que fue detenida en el año 2014 en Turquía cuando trataba de viajar a Siria con su hijo de tres años para unirse a Daesh. Allí se iba a casar con un destacado muyahidín que sólo conoce a través de Internet.
Ante el juez de la Audiencia Nacional la joven dice arrepentirse de su viaje y acepta una condena de cinco años de prisión por terrorismo yihadista.
En su declaración, Yerou cuenta que "estaba aburrida" y empezó a chatear a través de Internet, donde conoció este "mundo. Allí contactó con un chico que combatía contra el régimen de Bashar Al Assad.
Su destino era la ciudad de Raqqa, uno de los lugares donde Daesh ha impuesto un régimen de vida muy estricto. En esta ciudad de Siria, los yihadistas incluso paran a los hombres por la calle para decirle que le exija a su mujer que se cambie de velo porque el tejido que lleva permite ver lo que lleva debajo.
De Raqqa han llegado vídeos e imágenes de los castigos más crueles contra aquellos que se atreven a incumplir la sharía, la ley de la religión islámica que recoge los mandamientos de Alá relativos a la conducta humana.
Conociendo esta situación, el magistrado le pregunta a Samira si este era un lugar idóneo para ir con un niño de tres años, a lo que la joven responde que sus contactos le decían que Raqqa era un sitio seguro, donde no había guerra e incluso asegura que recibía fotografías y vídeos donde le enseñaban cómo vivía.
Al ser preguntada sobre sus motivos para viajar a Siria, Yerou explica que su situación en España era mala y tenía entendido que en Siria la mujer vivía bien e incluso que recibiría un sueldo. Eso fue lo que le motivó a querer salir de España para unirse a las filas de Daesh.
Yerou confiesa sentirse engañada. Dice no querer saber "nada más de esa gente" y lamenta que "aprovecharon un momento que estaba muy mal". Por ello, explica que lo único que quiere es estar con su hijo y empezar una nueva vida.
La joven marroquí aceptó el califato como única salida y aunque dice sentirse una víctima, los investigadores sospechan que pudo haber participado en la captación de otras chicas. "Era perfectamente consciente de lo que estaba haciendo, a dónde iba y a dónde viajaba. Al igual que ella se siente engañada, cualquier persona con la que ella contactó también podría sentirse engañada", dice un investigador.
Raja El Aasemy es una de esas jóvenes captadas por Daesh. Fue detenida en septiembre de 2015 cuando tenía 19 años, abortando así los planes de la joven de viajar a Siria. Desde hacía algunos meses sus vecinos habían visto cómo transformaba sus costumbres y su forma de vestir. Ahora la Justicia le imputa cinco delitos de terrorismo.
Su madre asegura que vestir de largo no significa querer hacer daño a otras personas ni que ella sea peligrosa y sentencia: "si ella fuera una persona peligrosa, yo también estaría de acuerdo con los jueces" pero asegura que su hija es tan solo "una víctima".
Raja llegó a España siendo una niña, sin embargo, nunca rompe los vínculos con sus primas y amigas de Marruecos, donde viaja muy a menudo.
Tras pasar horas buscando información en Internet, llega a páginas sobre el Corán, pero también sobre degollamientos, y la Yihad. En ese momento comienza a distribuir vídeos e incluso llega a expresar su deseo por iniciar el viaje al califato: "Llevadme con vosotros a Daesh", decía.
Sin el conocimiento de su madre, la joven desde su teléfono móvil comienza a buscar maletas de segunda mano, consulta el precio de vuelos con destino a Estambul y se despide de todos: "Si no vuelvo, perdonadme".
El caso de María de los Ángeles ha sido una de las transformaciones más radicales. Nacida en Almonte (Huelva), pasa a llamarse Maryam Al Andalusiya y en ese momento, su cambio va de seguir la moda gótica y tatuarse en la espalda el nombre de un grupo de música a profesar el islam más radical.
Maryam mantiene contacto a través de Internet con dos personas manifiestamente radicales, uno de sus interlocutores es un combatiente en zona de conflicto, dice un Guardia Civil. El motivo de la rápida conversión de la joven almonteña puede ser un rapero. No le conoce personalmente, pero viaja convencida de que se casará con él.
Mari Ángeles se traslada de Huelva a Sevilla vistiendo ropa occidental, sin embargo, una vez en el aeropuerto, se transforma y trata de desprenderse de su viejo teléfono. Pero fue detenida antes de subir al avión.