EL CONFLICTO SE TRASLADÓ A LOS AYUNTAMIENTOS

Los alcaldes del 'no' recibieron presiones por negarse a ceder locales públicos para el referéndum: "Me han dicho traidor, vete fuera de aquí"

Centenares de alcaldes de Cataluña se negaron a ceder locales públicos para la celebración del referéndum del 1-O. Desde entonces fueron increpados y recibieron insultos. Por otra parte, más de 700 alcaldes se sumaron a la campaña por el 'sí' pese a las consecuencias legales que podría tener ceder locales para la celebración del referéndum.

El pasado 6 de septiembre se vivieron momentos de tensión en el Parlament de Cataluña. El bloque independentista aprobaba la Ley del Referéndum y a partir de ese momento se ponía en manos de los alcaldes el éxito o el fracaso de la consulta. Eran los alcaldes quienes debían decidir si se ceden locales para poner urnas, trasladando así el conflicto a los ayuntamientos.

Más de 700 alcaldes se sumaron a la campaña por el 'sí', como es el caso de Rogér Torrent, alcalde de Sarrià de Ter, quien asegura defender el derecho a voto de sus vecinos.

Estos alcaldes conocen las consecuencias de permitir el referéndum declarado ilegal por el Tribunal Constitucional y son citados a declarar ante los fiscales. "Nosotros no hablamos de desobediencia porque no lo es. Hay obediencia al mandato de los catalanes", señala.

Pese a las consecuencias legales de permitir la votación, Carles Puigdemont presiona a los alcaldes que no apoyan la consulta. Ellos son la otra cara de la moneda, los alcaldes del no, los que han decidido no apoyar la votación,

Silvia Fuster, alcaldesa de Barberá del Vallés señala que por su negativa a ceder locales para realizar el referéndum les llaman "cobardes, traidores, fascistas", algo que ella señala como "coacciones".

Carles Ruíz, alcalde de Viladecans también señala la fuerte presión a la que han sido sometidos por parte de personas anónimas. "Me han dicho traidor, vete fuera de aquí", cuenta.

Aunque si alguien ha puesto voz y rostro a los alcaldes del 'no' es Nuria Marín, alcaldesa de Hospitalet, quien trasladó al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, su intención de no ceder locales públcos para el referéndum. "Estamos cada vez en unos tonos más altos, en una temperatura más alta respecto a un problema que es un problema político y que solo se puede resolver desde la política", señala Marín.

El domingo, tras las cargas electorales en los colegios de su ciudad, fue increpada por algunos de sus vecinos. "Es lo que algunos quieren que pase, enfrentamientos. Me parece impresentable lo que está pasando hoy aquí", señalaba Marín el pasado 1 de octubre ante los medios.

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