EN 2005 LA MAYORÍA SUPERABA LOS 35 AÑOS
"Los últimos 6 meses antes de venir aquí, me jugaba a la semana 800 ó 900 euros". Pedro tenía 17 años y su caso ya no es raro. Crece el número de ludópatas adolescentes a golpe de click. Apostaron y les metieron un gol.
"Cuando no tenía dinero para apostar buscaba lo que fuese por casa para intentar venderlo. Apostaba con joyas y efectivo. Yo decía: "¿que he perdido 100 euros? Bueno, a ver si echo otros 100 y a ver si los gano". No era consciente de nada, ni cuando robaba a mi familia. Era un 'mueble'".
El ruido de las tragaperras sigue siendo el más adictivo. Pero escuchar el 'click, click' del ratón pinchando en webs de casas de apuestas tiene el mismo efecto.
Hace una década la media de edad del ludópata en rehabilitación superaba los 35 años. Ahora, la mayoría son veinteañeros.
"A mí lo que más miedo me da es la facilidad con la que pueden jugar", confiesa Victoriano Dolado, presidente de la Asociación para la Prevención y Ayuda al Ludópata (APAL).
Pedro lleva seis meses en terapia, le queda, como mínimo, un año más.
"Las pautas de tratamiento serían: nulo acceso al dinero y nulo acceso a Internet en el caso de ser posible", así lo afirma Diana Alonso, psicóloga.
Ahora, Pedro, nunca lleva dinero en la cartera. "Si tú quieres, puedes salir".