EN EL WASHINGTON POST
El referéndum de independencia convocado por el Gobierno regional de Cataluña el próximo 1 de octubre amenaza a la democracia y al estado de derecho que España logró en 1975 tras las décadas de dictadura que impuso a los españoles el general Francisco Franco.
Así se expresa el exsecretario general de la OTAN y ex Alto Representante de la Política Exterior de la Unión Europea, Javier Solana, en un artículo que publica The New York Times, en el que analiza la situación creada en España por la convocatoria de esa consulta secesionista. Ese referéndum "es más que un deseo popular de autogobierno. Amenaza a la misma democracia y al estado de derecho que España logró después de décadas de dictadura" en manos de Franco, asegura Solana.
La Constitución española, aprobada en 1978, "buscaba garantizar la libertad, los derechos civiles y la prosperidad para todos los ciudadanos", subraya. "Alineamos nuestro país con el proyecto europeo de integración continental. España siempre ha sido una amalgama de regiones distintas que exigen un mayor autogobierno, y los autores de nuestra Constitución pusieron valientemente fin a tres siglos de gobierno altamente centralizado", explica el exministro español.
La nueva legislación surgida tras la dictadura concedió "importantes competencias" a las regiones españolas que "iban más allá" incluso que las delegadas a regiones autónomas de la mayoría de los países federales, añade.
Esa Constitución, que a su juicio puede ser enmendada, "ha funcionado durante 40 años" y ahora "está siendo desafiada por la irresponsable iniciativa del gobierno catalán" con la convocatoria de una consulta que ha sido declarara ilegal por el propio Tribunal Constitucional y ha ordenado su paralización, indica Solana.
El ex secretario general de la OTAN y antiguo líder socialista español opina que "los líderes catalanes están haciendo caso omiso de los procedimientos democráticos". "El gobierno de Madrid -precisa- y los tribunales dictaminaron que el referéndum es ilegal. Pero los partidos políticos catalanes que favorecen la secesión han acelerado sus planes divisivos e inconstitucionales".
Solana recuerda en el artículo que la convocatoria de la consulta independentista y las leyes de desconexión de España fueron aprobadas en el Parlamento catalán, por "partidos políticos que representan a una minoría del pueblo catalán, pero tienen una pequeña mayoría de escaños". También se lamenta de que las autoridades catalanas estén "poniendo el peligro" los notables logros políticos conseguidos en España, que ha sido incluida, por diversas instituciones, entre las "democracias plenas del mundo".
En su opinión, en Cataluña no existe un "estado de emergencia de facto, como algunos afirman en la región. No hay suspensión de derechos humanos o civiles. Las autoridades estatales no están enjuiciando a la gente en Cataluña por apoyar la independencia".
Solana cita al escritor británico George Orwell, admirador de España y Cataluña, que una vez dijo que "el nacionalismo es un hambre de poder templado con el autoengaño" y "el nacionalismo extremo catalán no es una excepción al gobierno orwelliano".
El político español aconseja que este reto se aborde "con toda la fuerza de nuestros valores y con el peso de nuestras leyes e instituciones democráticas". "Y debemos también tener una conversación franca y constructiva sobre los errores que todas las partes han hecho en los últimos años, y cómo superarlos". Y concluye que, a lo largo de su vida, ha sido testigo "de la fragmentación de muchos países, y no puedo concebir que eso ocurra en la Unión Europea de hoy. Espero que el diálogo prevalezca y que resolver esta crisis sea una oportunidad para mejorar nuestro sistema democrático y fortalecer nuestras instituciones"