UNA OLEADA DE SOLIDARIDAD
Los taxistas de Madrid convirtieron sus coches en ambulancias para trasladar a los heridos y ayudar a la gente que lo necesitara. Lo hicieron de manera altruista. Sus taxis lucían carteles ofreciendo traslados gratis para las víctimas y familiares. “Fui allí instintivamente” dice un taxista.
Policías, bombero, médicos y enfermeros también estuvieron donde se les necesitó. Muchos, incluso, no sabían muy bien a que se iban a enfrentar. Ervigio Corral del SAMUR, estuvo allí. Recuerda lo duro que fue decir a los familiares que su ser querido había muerto. Tuvieron que “escoger, obviamente, entre quiénes se atendía primero y quiénes no se podía atender o se atendía después”, recuerda Corral.
Pero no solo los agentes de seguridad y sanitarios fueron imprescindibles aquel día, también las miles de personas que salieron a la calle. Los hospitales y los centros de recogida de sangre quedaron bloqueados por los vecinos que querían ayudar a los heridos. Otros, también ofrecían comida y ropa de abrigo para aportar su granito de arena. Madrid entera se volcó con las víctimas y sus familiares.
Aunque algunos reniegan del término ‘héroes’, lo cierto es que su papel fue esencial en el mayor atentado terrorista que hemos vivido en nuestro país, 193 personas perdieron la vida y alrededor de 1800 resultaron heridas.
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