FUE SOMETIDO A UNA FÉRREA VIGILANCIA
El hermano de dos de los terroristas de la célula que perpetraron los atentados el año pasado en Cataluña hizo saltar las alarmas al comprar un disfraz de policía. Según revela el informe de la Comisaría General de Información de los Mossos d'Esquadra, al que ha tenido acceso Efe, el hermano compró un disfraz el dos de febrero de 2018, pocos días antes de que se celebrara el carnaval y de que se cumplieran seis meses del 17-A.
Según el informe, que figura en los 21 volúmenes del sumario del caso sobre los que el juez ya ha levantado el secreto, los Mossos etectaron que el dos de febrero de 2018 un vecino de Ripoll, Mustapha C. iba a buscar a Abouyaaqoub en su casa de esta localidad gerundense y se dirigían hacia Vic (Barcelona), donde coincidieron con una mujer, Anas E.M.
Las tres personas entraron en Vic en un establecimiento dedicado a la venta de disfraces y petardos y se probaron un disfraz de policía con chaleco que simulaba ser antibalas, según detalla el informe, que aporta fotografías de los tres sospechosos en el interior del local. Según el informe, las tres personas salieron del establecimiento hacia las 20:15 horas, llevando una bolsa de plástico que no tenían al entrar, ante lo que los agentes que hacían el seguimiento sospecharon que habían comprado los disfraces.
"No cabe decir que este hecho resultó especialmente sorprendente para los investigadores, siendo tan recientes los atentados de Barcelona y Cambrils (Tarragona), donde fallecieron varios de sus amigos o incluso dos hermanos de Hicham Abouyaaqoub", sostiene el informe.
Ante esta situación, los Mossos d'Esquadra planificaron un dispositivo especial de vigilancia y seguimiento de Hicham Abouyaaqoub y sus dos amigos, que estuvo vigente hasta el 17 febrero, ante la posibilidad de que utilizaran los disfraces para "cometer algún tipo de acción terrorista" aprovechando que esos días se celebraban rúas de carnaval y que se cumplía el medio año de los atentados de agosto.
Dada la gran cantidad de poblaciones en las que se celebraban los carnavales, se sometió a los investigados a un "exhaustivo control de sus actividades con la finalidad de impedir cualquier posible acto que tuvieran intención de perpetrar", según resalta el informe. De esta forma, el dispositivo buscó "garantizar en todo momento" el control de las actividades diarias de los tres sospechosos, con vigilancia en sus casas -los tres son vecinos de Ripoll- y seguimientos.
El 11 de febrero, cuando se celebraban rúas de carnaval en varias poblaciones cercanas a Ripoll, los Mossos les siguieron hacia un bar de esta localidad, del que salieron y regresaron a casa, sin detectar nada relevante. Posteriormente, el 17 de febrero, coincidiendo con una rúa de carnaval en Ripoll y con los seis meses de los atentados, los tres sospechosos pasaron gran parte del tiempo en un bar de esta localidad gerundense, del que salían y entraban en diferentes ocasiones para realizar trayectos en vehículo por la población.
Según los Mossos, estos trayectos en coche eran "hasta cierto punto poco comprensibles", ya que acababan regresando al bar. Los tres sospechosos realizaron los trayectos "aparentemente sin sentido y a baja velocidad", por lo que los investigadores deducen que podían estar tomando medidas de "contra-vigilancia". Los Mossos concluyen en el informe remitido al juez que el dispositivo que diseñaron tuvo como finalidad "tener vigilados" a los investigados y "garantizó la seguridad colectiva", ya que los tres sospechosos estuvieron vigilados "ante el riesgo de una posible amenaza que finalmente no se consumó".
"En ningún momento se observó a los investigados disfrazados de policías ni realizando ningún ilícito penal y/o acto preparatorio y se desconoce el motivo por el cual adquirieron los disfraces de policía o si estos serán utilizados en un futuro", remarcan los Mossos.