CINCO MESES DESPUÉS DE LOS ATENTADOS EN BRUSELAS
El sospechoso camina por la ciudad belga de Gante con una botella de agua en una mano y un arma en la otra cuando le dan el alto.
Pero el joven de 26 años, de origen griego, parece no escuchar a la policía. Tres agentes se acercan al individuo parapetados detrás de sus escudos y toman posiciones, otro se aproxima desde un lateral. Pero los minutos pasan y el hombre no responde, parece ensimismado. No suelta el arma, tampoco habla y la policía decide actuar.
Un primer disparo le tira al suelo. Pero lejos de rendirse y levantar las manos, el sospechoso se sienta sin soltar el arma. Los agentes vuelven a disparar antes de detenerlo. El herido ha sido hospitalizado y está fuera de peligro.
Según la policía el joven estaba en libertad condicional tras ser condenado a 18 meses por un tiroteo en casa de su exnovia. Las autoridades belgas han negado que se trate de un acto terrorista.