Visita a Italia
La visita de Estado de los reyes a Italia ha estado cargada de gestos y simbolismo. Felipe VI ha intervenido en una sesión conjunta de las dos cámaras del Parlamento italiano. Aprovechando el viaje, el Gobierno español ha condecorado a la primera ministra Georgia Meloni con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.
El rey Felipe VI se ha dirigido en el Congreso italiano a los parlamentarios de este país en una sesión conjunta de la Cámara de los diputados y el Senado, una ceremonia que no es habitual y de la que solo existen dos precedentes, las protagonizadas por el el rey Juan Carlos I en 1998 y por el papa Juan Pablo II en 2002. En esta comparecencia, el rey ha advertido de que hay un pasado que no puede ni debe repetirse "ni siquiera como caricatura", a la vez que ha mostrado su inquietud por cómo muchos tratados, instituciones y foros multilaterales sufren una "erosión acelerada, al tiempo que se cuestiona su eficacia", que es muy mejorable, ha sentenciado.
Los reyes han estado acompañados por los presidentes del Congreso y del Senado italianos, Lorenzo Fontana e Ignazio La Russa, respectivamente, y han recibido un gran aplauso a su llegada de los centenares de parlamentarios que han asistido al pleno extraordinario, donde se han interpretado los himnos nacionales italiano y español.
El rey ha comenzado su discurso en italiano -a pesar de no haber nacido en Roma, ha dicho, como sí lo hizo su padre, Juan Carlos I-, el rey ha agradecido el privilegio dispensado a muy pocos jefes de Estado extranjeros: "y si hoy se me honra con él es porque España no se tiene en Italia tan solo como país amigo, sino como país hermano, que es la misma consideración que Italia tiene en mi país", ha querido dejar claro.
"Somos dos países con memoria, con una clara conciencia del pasado -en particular del que no puede ni debe repetirse, ni siquiera como caricatura- y vemos con lógica inquietud cómo muchos tratados, instituciones y foros multilaterales sufren una erosión acelerada, al tiempo que se cuestiona su eficacia -aceptemos que muy mejorable- o el sentido mismo de su existencia", ha insistido el rey.
[[H2:"Peligroso deslizamiento hacia algo incierto… y nada luminoso"]]
También ha llamado la atención sobre cómo viven estas instituciones un "peligroso deslizamiento hacia algo incierto… y nada luminoso. Y todo ello en un contexto global complejo y volátil, con conflictos abiertos y latentes".
En cuanto a los conflictos, Felipe VI ha llamado la atención sobre lo "frágil" que es la paz, "incluso cuando se logra". Sobre la guerra en Ucrania, ha puesto sobre la mesa la necesidad de seguir sosteniendo el esfuerzo de los ucranianos en busca de una paz justa y de implicarse en la reconstrucción del país", mientras que, en relación a Oriente Próximo, ha hecho un nuevo llamamiento a alcanzar un alto el fuego definitivo, la liberación de todos los rehenes y al acceso masivo de la ayuda humanitaria.
"Y cuando llegue el anhelado silencio de las armas, España e Italia seguiremos compartiendo ─por utópico que parezca─ la visión de dos Estados, Israel y Palestina, conviviendo uno junto a otro en paz y en seguridad, como la única solución posible que sea durable y justa", ha dicho Felipe VI, en uno de las varias ocasiones en las que ha sido aplaudido por los parlamentarios.
También ha hablado de la Unión Europea y de sus retos "complejos e ingentes", tanto en materia de seguridad, de crisis climáticas, de transición energética y de gestión de las migraciones como de crecimiento económico, de competitividad industrial y de gobernanza ante la ampliación. Una Europa que debe priorizar, ha dicho, el fomento de los flujos de inmigración "segura, ordenada y regular": "Debemos, como europeos, seguir dando a los inmigrantes el trato digno que se le debe a todo ser humano".
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