CON GESTOS DE CERCANÍA Y TRANSPARENCIA
Los Reyes celebran, junto a don Juan Carlos y doña Sofía y representantes de las altas instituciones del Estado, un almuerzo en el Palacio Real que coincidirá con la conmemoración del primer aniversario de la proclamación de Felipe VI. La comida tendrá lugar después de que don Felipe y doña Letizia presidan en el mismo palacio la ceremonia de condecoración de 38 ciudadanos procedentes de toda España que han destacado por ser ejemplo para la sociedad civil.
El Monarca distinguirá a todos ellos con distinciones pertenecientes a la Orden del Mérito Civil en un acto en el que estará presente el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Además del jefe del Ejecutivo, al almuerzo posterior han sido invitados, entre otros, los presidentes del Congreso y el Senado, Jesús Posada y Pío García-Escudero, el presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, y el del Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes.
Las últimas ocasiones en que se vio a los Reyes Felipe y Letizia junto a don Juan Carlos y doña Sofía fue por ceremonias de carácter privado: la primera comunión de la Princesa de Asturias, el 20 de mayo, y el funeral por Kardam de Bulgaria, hijo del exprimer ministro y depuesto rey Simeón de Bulgaria, el pasado 8 de junio.
En el aniversario de la proclamación de Felipe VI, también se cumple un año del que ha sido el discurso más importante de su vida, todo un programa de futuro para renovar la institución monárquica con vistas a un "tiempo nuevo", como él mismo dijo, cuyos cimientos ha ido asentando desde entonces. La ceremonia, dotada de la solemnidad propia de las ocasiones históricas, se celebró en el Congreso de los Diputados, con sus escaños y tribunas a rebosar de diputados y senadores, miembros del Gobierno, autoridades, invitados de todos los ámbitos, y a la izquierda de don Felipe, doña Letizia y sus hijas Leonor y Sofía.
Tras jurar la Constitución, también ante la atenta mirada de la Reina Sofía y de la infanta Elena, el nuevo Rey abordó la lectura de las 3.000 palabras de una exposición con la que iba a entrar en la Historia de España como Monarca comprometido con una época marcada por la necesidad de renovación y la transparencia. "Una Monarquía renovada para un tiempo nuevo", fue la expresión que quedó grabada como compendio de una declaración de intenciones que ha querido llevar a la práctica durante los últimos doce meses.
Uno de los aspectos de esta transformación es la aproximación a los ciudadanos y el mantenimiento del prestigio de la Corona. "La Corona debe buscar la cercanía con los ciudadanos, saber ganarse continuamente su aprecio, su respeto y su confianza; y para ello, velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente, como corresponde a su función institucional y a su responsabilidad social", proclamó don Felipe.
Las medidas adoptadas por la Casa del Rey en enero pueden interpretarse a la luz de esta apuesta, porque desde entonces las cuentas de la institución están sometidas a auditoría externa, los miembros de la Familia Real tienen prohibido aceptar regalos y a los trabajadores de la institución se les aplica un código de conducta. Tal y como había dejado claro el Monarca en el hemiciclo del Congreso, "hoy más que nunca, los ciudadanos demandan con toda razón que los principios morales y éticos inspiren -y la ejemplaridad presida- nuestra vida pública", y él no ve la Jefatura del Estado ajena a esa demanda.
"El Rey, a la cabeza del Estado, tiene que ser no sólo un referente, sino también un servidor de esa justa y legítima exigencia de los ciudadanos", dijo en otro momento de su discurso. Felipe VI hizo reseña de su concepción de la España constitucional, una España "unida y diversa, basada en la igualdad de los españoles, en la solidaridad entre sus pueblos y en el respeto a la ley" donde, remarcó, "cabemos todos, caben todos los sentimientos y sensibilidades". Casi siempre acompañado de la Reina Letizia, durante este año el Rey ha visitado todas las Comunidades Autónomas, especialmente Cataluña, a la que ha acudido en más de diez ocasiones y que fue destino de su primer desplazamiento como jefe del Estado.
Poco después de la proclamación, en la entrega de los Premios Príncipe de Girona, ante el presidente de la Generalitat, Artur Mas, mostró su voluntad de hacer más presente a la Corona en Cataluña para transmitir mensajes de entendimiento. Consciente de las dificultades por las que han pasado muchos ciudadanos debido a la crisis económica, el 19 de junio de 2014, don Felipe aludió al "deber moral" de revertir la situación de los más débiles y lanzó un mensaje de esperanza a los jóvenes parados, a los que recordó el empleo debe ser un "prioridad" para el Estado.
Como un gesto personal, cuando las Cortes aprobaron mantener para la Casa Real, en 2015, el mismo presupuesto de 7,78 millones de euros que su padre tuvo en el ejercicio anterior, el nuevo Rey decidió bajarse su sueldo un 20 por ciento. A lo largo de estos doce meses, todas las ideas contenidas en su trascendental discurso de proclamación le han servido como guía para el otro casi centenar de alocuciones que ha ido pronunciado ante muy diversos foros, desde el mensaje televisado de Navidad hasta sus numerosos encuentros con instituciones, militares, empresarios, jóvenes, profesionales, artistas o activistas solidarios. En sus palabras en público, don Felipe siempre ha tratado de llevar a todos al optimismo, convencido, como dijo en su proclamación, de que "tenemos un gran país; somos una gran nación, creamos y confiemos en ella".