Primo de Rivera
La familia de Primo de Rivera ha querido que la exhumación se haga a puerta cerrada, solo con familiares. La fecha elegida coincide con el 120 aniversario de su nacimiento.
Los restos mortales del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, han llegado al cementerio de San Isidro, donde serán enterrados tras ser exhumados de la basílica del Valle de los Caídos, donde permanecían desde hace 64 años.
El coche fúnebre ha entrado escoltado por la Guardia Civil y acompañado por una comitiva donde viajaban los familiares del fundados. A su llegada, la policía ha tenido que contener a simpatizantes que intentaban sobrepasar el cordón de seguridad a gritos de "¡Viva España!" y "José Antonio ¡Presente!" entonando el Cara al Sol.
Así ha sido la exhumación de Primo de Rivera
La exhumación de los restos del fundador de Primo de Rivera del Valle de Cuelgamuros, conocido también como Valle de los Caídos, ha comenzado esta mañana a puerta cerrada y sin presencia de autoridades ni de prensa. En total no han llegado al centenar de personas autorizadas. Se trata de su quinto entierro y esta vez coincide del 120 aniversario de su nacimiento.
Tras meses de conversaciones con el Gobierno, la familia ha decidido trasladarlo al cementerio de San Isidro, en Madrid, donde están enterrados algunos de sus familiares como su hermana Pilar Primo de Rivera, fundadora de la sección femenina de la Falange y donde estuvo su padre hasta que fue trasladado a Jerez.
La exhumación cumple con lo establecido en la Ley de Memoria Democrática de 2022, que impide la presencia de restos mortales en ningún lugar "preeminente" del recinto, tal y como sucedió en 2019 con el dictador Francisco Franco, enterrado también en el mismo lugar en 1975 al lado de la tumba de Primo de Rivera.
Su salida se produce después de que sus familiares solicitasen la salida del fundador de Falange. Según indicaban, dejó escrito en su testamento que quería ser enterrado conforme al rito de la religión católica "en tierra bendita y bajo el amparo de la Santa Cruz". No obstante, José Antonio Primo de Rivera, como víctima de la Guerra Civil, tendría derecho a permanecer en el Valle de los Caídos bajo los preceptos de la nueva ley.
Responso acompañado por monjes benedictinos
La operación se ha centrado en la retirada de la lápida de granito, de 3.500 kilos que cubre la fosa. Una vez se ha extraído el féretro, el prior de la abadía benedictina, Santiago Cantera, ha rezado un responso acompañado por monjes benedictinos y algunos niños de la escolanía en el que también han participado los descendientes del propio Primo de Rivera.
Se trata del quinto entierro de Primo de Rivera, fusilado en la cárcel de Alicante en 1936 y enterrado entonces en una fosa común. Dos años después, sus restos mortales se colocaron en un nicho en el mismo lugar. Después de que finalizara la guerra civil en 1939, fue exhumado de nuevo y llevado hasta El Escorial.
Años después, en noviembre de 1959, fue enterrado donde se encontraba hasta ahora un día antes de que se inaugurara el Valle de los Caídos, en un lugar de honor en la basílica de Cuelgamuros.
Reacciones a la exhumación
La exhumación de Primo de Rivera ha suscitado numerosas reacciones. La Fundación Francisco Franco mostró su "más enérgica repulsa" ante "una nueva acción ruin y guerracivilista" del Gobierno y se ha conjurado para mantener "viva y presente" su memoria y su obra.
"La exhumación y traslado forzoso de los restos de José Antonio Primo de Rivera de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática auspiciada por los socios de gobierno y amigos de ETA, pasará a la historia de la humanidad como una de las peores infamias cometidas por un gobierno en todos los tiempos", subraya en un comunicado.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, considera que la exhumación es de justicia y dignidad democrática. "Es de justicia y de dignidad democrática y muy importante que definitivamente se vayan dando pasos en el cumplimiento de una ley que quiere dar reparación y memoria a las víctimas del golpe de Estado", ha dicho.
Junto a la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, quien critica que "no se haya hecho antes". "Estamos haciendo cosas que se tendrían que haber hecho hace décadas y ahora tenemos que avanzar hacia una memoria democrática que repare también todo el daño que se hizo", asegura.