ASÍ LO VIVIMOS
Ernest Lluch moría en el acto tras recibir los dos disparos. Uno de ellos le penetró la barbilla hasta atravesarle el cráneo. Los terroristas huyeron en un coche que posteriormente hacían estallar a unos metros de la casa del exministro para así borrar las huellas.
Dos días más tarde, alrededor de 1 millón de personas se manifestaban en las calles de la Ciudad Condal para denunciar el asesinato. Este homicidio supuso el undécimo atentado perpetrado por ETA en Barcelona.
Además de su recorrido en el ámbito de la política, el socialista era también profesor universitario y un consagrado articulista que colaboraba con varios medios. Con frecuencia trataba la cuestión del terrorismo y la situación general del País Vasco. En uno de sus últimos artículos, publicado un mes antes de su asesinato, mencionaba que no cedería hasta que el nacionalismo vasco democrático entrara a formar parte del bloque constitucional.
La autoría de su asesinato se atribuyó a los miembros de ETA José Ignacio Krutxaga Elezcano, Lierni Armendáriz y Fernando García Jodrá. Dos años más tarde se condenaba a los etarras a más de 30 años de prisión por la muerte del político. Éstos justificaron su acción diciendo que Lluch había sido "miembro del Gobierno del GAL".