Elecciones Galicia
Con todas las encuestas a su favor y las 4 mayorías absolutas de Alberto Núñez Feijoo a sus espaldas, el PP se presenta como el claro vencedor el próximo 18 de febrero en Galicia. Enfrente tendrá a una Ana Pontón (BNG) convencida de que es el momento del cambio aunque sabedora de que, si llegase a ocurrir, no sería en solitario.
"Mientras hay vida hay esperanza", dice el refrán. Y en estas está la izquierda en Galicia en estos momentos. Hasta ahora no hay encuesta que baje a Alfonso Rueda de la Presidencia de la Xunta, y por más que el nacionalismo repita que llegó el momento del cambio, lo cierto es que el mensaje no cala y se pregunte a quien se pregunte la ciudadanía parece tener claro que cambios, pocos.
“Siempre hay la posibilidad, las elecciones se hacen para eso”, dice Roberto Blanco Valdés. El catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Santiago deja la puerta abierta, aunque no niega que si tiene que dar su opinión cree “que el PP va a conservar la mayoría”.
Y eso que, explica este analista, “el Partido Popular necesita un resultado cercano al 50% de los votos para conseguir la mayoría, lo que supone un escenario excepcional en Europa”. ¿A qué se debe esto? Pues al gran número de diputados con los que cuenta la cámara gallega, 75 en total. “El PP necesita 38 escaños, si se queda uno por debajo ya no podría gobernar aún teniendo una gran representación”.
Otro elemento a tener en cuenta es la división de la izquierda, un clásico de los análisis políticos que en esta ocasión cobra mayor interés si cabe.
“El hecho de que la izquierda se presente con varias partidos políticos también dificulta el cambio. BNG y PSOE van a estar en el Parlamento seguro, pero ahora además Sumar probablemente entre, y aunque Podemos previsiblemente no va a obtener diputados sí que puede hacer que Sumar pierda 1 o 2, lo cual divide más el voto y lo hace más difícil”.
Si hay algo que tienen en común todos los partidos que se medirán el próximo 18 de febrero es el llamamiento desenfrenado a las urnas.
Desde mucho antes ya que el inicio de la campaña, a uno y otro lado tratan de manera incansable de movilizar a su electorado, ya que los populares no quieren que el exceso de confianza les pase factura y el bloque de izquierda no está dispuesto a dejarse ni un solo voto en casa.
“Más que el exceso de confianza, yo creo que lo que desmoviliza en todo caso es la percepción de que no haya posibilidad de ganar. Le podría pasar más a la izquierda eso de ‘ya que no hay nada que hacer me quedo en casa’”, reflexiona Blanco Valdés.
De ahí que de ahora en adelante ese sea el mantra más repetido por todos; hay que ir a votar. Y lo cierto es que en eso, ideologías aparte, van a tener razón.