OFENSIVA CONTRA LOS INDEPENDENTISTAS
En lugar de una conferencia, un debate. Y mejor que en un local alquilado, Mariano Rajoy cree que el presidente catalán, Carles Puigdemont, debe ir a defender sus planes al Congreso de los Diputados. "Yo, desde luego, si va el señor Puigdemont, debatiré con él y lo haré con mucho gusto", ha afirmado el presidente del Gobierno.
Hecha de nuevo la invitación, la respuesta de una de las senadoras independentistas ha sido: "Nos veremos en las urnas este otoño. No hay ni un paso atrás".
Para Mariano Rajoy queda claro: no hay diálogo, sólo un chantaje. Y más por las formas con las que el gobierno catalán quiere declarar la independencia, en un día y sin debate. "Mire, esto sólo pasa en las peores dictaduras, pero España es un estado de derecho y lo vamos a preservar", afirmaba Mariano Rajoy.
Y no es solo un mensaje contundente contra quienes cree que amenazan ese estado derecho, es también unánime. Hasta cinco ministros del Gobierno han salido a reforzarlo calificando el proceso de aberración o golpe de estado.
Siguiente movimiento del gobierno catalán, enviar una carta a Moncloa para ofrecer un dialogo que en persona no se practica. Justo después de anunciarlo, Carles Puigdemont coincidía en un acto con la vicepresidenta, Soraya Sánez de Santamaría. Y allí, ni le dirige palabra. Un doble juego que, según la vicepresidenta, retrata al que lo practica.