Puigdemont, JxSí y la CUP pusieron rumbo al referéndum
Este miércoles 27 de septiembre se cumplen dos años del triunfo de JxSí en las elecciones catalanas de 2017, los comicios que marcan el inicio de la hoja de ruta soberanista que desembocó en la convocatoria del referéndum del 1 de octubre sobre la independencia de Cataluña.
Aquellos comicios, planteados por los soberanistas como un plebiscito sobre la independencia, arrojaron una aritmética parlamentaria que ha sido fuente de polémica hasta ahora: las candidaturas independentistas sumaron mayoría absoluta en escaños --62 de JxSí y 10 de la CUP-- pero lograron más votos de forma conjunta las candidaturas no independentistas --Cs, PSC, SíQueEsPot, PP--.
El inicio de la legislatura fue el más accidentado desde la restauración de la democracia: JxSí y la CUP necesitaron más de tres meses para fraguar un pacto de investidura, y los anticapitalistas forzaron la renuncia de Artur Mas a la presidencia de la Generalitat, que señaló a Carles Puigdemont como su sustituto.
La primera iniciativa parlamentaria de estos dos grupos fue la declaración del 9 de noviembre de 2015, en las que explicitaban su planes para avanzar hacia la independencia de Cataluña y criticaban al Tribunal Constitucional, que anuló después la declaración.
El programa electoral que había presentado JxSí --que fijó unos 18 meses de plazo para cumplir-- no incluía un referéndum de independencia, sino que planteaba otros pasos para proclamar un Estado catalán: hacer un gobierno de concentración, un proceso constituyente y declarar la independencia.
Si declaraba así la independencia, JxSí proponía unas elecciones constituyentes, elaborar una constitución catalana y luego convocar sí un referéndum, pero no sobre la independencia, sino sobre el texto constitucional --nada de esto se llevó a cabo--.
Fracasan los presupuestos
La legislatura se enrareció en junio de 2016, cuando la CUP se negó a dar su visto bueno a los Presupuestos catalanes de ese año, lo que dejó en minoría a JxSí en el Parlament e hizo que el mandato de Puigdemont se tambaleara y que aflorase el riesgo de unas elecciones anticipadas.
Para evitar el adelanto electoral, Puigdemont se sometió a una cuestión de confianza en septiembre de 2016: con ella pretendía recuperar el apoyo del CUP, tanto a sus planes soberanistas como a garantizarse la aprobación de las cuentas 2017.
Entre el fracaso de los Presupuestos 2016 en junio y la cuestión de confianza de septiembre, entre los soberanistas empezó a calar --en gran parte auspiciado por la CUP-- la propuesta de organizar un referéndum para escrutar si los catalanes querían ser independientes o no.
Llegó el día de la cuestión de la confianza y Puigdemont oficializó su apuesta por consultar a los ciudadanos con su célebre "Referéndum o referéndum", una votación que quería pactar con el Estado, pero que avisó de que iba a organizar con o sin el aval del Gobierno central.
Con ese compromiso logró el apoyo de la CUP para superar la cuestión de confianza, y los anticapitalistas también se comprometieron a avalar los Presupuestos 2017, un apoyo que no evitó que los 'cupaires' cargaran contra las cuentas alegando que eran suficientemente sociales.
Tensiones externas e internas
Tras recuperar la estabilidad parlamentaria, Puigdemont, JxSí y la CUP pusieron rumbo al referéndum, lo que ha generado tensiones con el Gobierno central, pero también internas, que llevaron al presidente catalán a tener que remodelar el Govern en dos ocasiones para sustituir a los consellers que tenían dudas sobre la votación del 1-O.
Según la ley del referéndum, suspendida por el TC, la intención de los soberanistas es proclamar la independencia desde el Parlament si gana el 'sí', y no quieren anticipar planes sobre qué harán si el Estado logra frenar la consulta, ya que están convencidos de que podrán hacerla.