Legislatura
La inclusión o exclusión de Vox de la Mesa del Congreso se resolverá el 3 de diciembre porque ese día se constituirán las Cortes y comenzará la legislatura, pero la controversia no acabará.
Después del martes, habrá que decidir qué lugar ocuparán sus 52 diputados en el hemiciclo y de qué zonas de trabajo dispondrán.
Las elecciones del 28 de abril dieron a la formación que preside Santiago Abascal 24 escaños. Los contactos y conversaciones que se produjeron entre los partidos culminaron en una Mesa sin Vox. Esa configuración causó malestar y protestaron sus dirigentes.
La quinta fuerza política en volumen de diputados quedaba fuera del órgano en el que se deciden los ritmos legislativos, las proposiciones que se debaten, las que no, y en suma, en el que se engrasa la maquinaria interna de una institución de 87 millones de euros de presupuesto. Posteriormente, la polémica viró a la ubicación de Abascal y los demás 23 parlamentarios en el hemiciclo. La Mesa decidió emplazarles en el "gallinero", es decir, en las últimas filas, las más lejanas de la tribuna de oradores. Y poco después el problema se localizó en las áreas de trabajo. Vox pasó a ocupar la séptima planta de uno de los edificios de ampliación, y tras ver la zona, su dirección parlamentaria dirigió a la Mesa varios escritos en los que denunció las condiciones laborales.
Esta secuencia se seguirá a partir del martes, tras la formación de la Mesa. Los contactos para pactar su composición prosiguen entre los partidos y parece que seguirán hasta el lunes por la noche o el martes por la mañana, apenas horas antes de las votaciones.
Para tener representación en la Mesa, Vox necesita al PP, habida cuenta de que el PSOE y Unidas Podemos tienen prácticamente amarrados una serie de votos conjuntos con las formaciones independentistas, nacionalistas y minoritarias. En otras palabras, dado el escenario, los de Abascal no accederán con sus 52 escaños.
El panorama en las filas populares a este respecto, según indicanfuentes de este partido, se encuentra muy abierto, pero una línea de negociación ha cobrado fuerza. El PP quiere que Ciudadanos esté en la Mesa y trasladar el vínculo que ha permitido a los populares gobernar en Madrid o en Andalucía, así que con esta premisa irá a hablar con Vox. Pero la formación de Santiago Abascal, aseguran sus fuentes, no acepta "a priori" que un partido que ha perdido en las urnas 47 escaños y que se ha quedado con 10 tenga la misma representación que otro que ha ganado 28 diputados y suma 52.
De cómo se resuelva la posición de Ciudadanos dependerá que el PP ayude a Vox a entrar en la Mesa. El 3 de diciembre dará una respuesta, pero no se apagará la polémica. La Mesa que salga de las votaciones de ese día tendrá que hacer frente a una serie de decisiones: