Elecciones Cataluña
El presidente del Gobierno lee los resultados electorales en Cataluña en clave nacional para ver cómo de estable es su Ejecutivo.
El socialista Salvador Illa consigue hacerse con la victoria en las elecciones catalanas. El PSC obtiene 42 escaños y se convierte en el partido político más votado. Sin embargo, Illa no podrá gobernar en solitario y ya ha anunciado que se presentará para ser investido president y que Cataluña "abrirá una nueva etapa".
"Los catalanes han decidido que corresponde al PSC liderar esta nueva etapa. Les anuncio que asumo esta responsabilidad y que, en cuanto se constituya el nuevo Parlament, manifestaré mi voluntad de presentar mi candidatura para presidir la Generalitat de Cataluña", ha indicado.
Los líderes políticos hacen una lectura en clave nacional de los resultados obtenidos en Cataluña: el independentismo, a la baja, mientras el PP resurge con fuerza. La victoria de Illa, una apuesta personal de Pedro Sánchez, da aliento a la estrategia del presidente del Gobierno en Cataluña.
Todavía queda por escrutar el voto de los catalanes en el exterior, aunque ya todo indica que el PSC podrá volver al Govern 14 años después. Eso sí, necesitará los 20 escaños de ERC, y los 6 de Comuns Sumar.
El presidente Pedro Sánchez también tendrá que hacer una lectura de la pérdida de apoyos a los partidos independentistas catalanes, por su apoyo a la investidura al Gobierno.
La brutal caída de ERC deja al independentismo con uno de los peores resultados de las últimas citas electorales. El partido de Pere Aragonès pierde más de diez escaños y pasa de presidir el Parlament a ser la tercera fuerza política, aun con la llave de la gobernabilidad.
El líder socialista también tendrá que analizar la fuerte subida del Partido Popular, que pasa de tener 3 a 15 escaños en el Parlament.
La estabilidad parlamentaria del Gobierno de Pedro Sánchez depende de unas mayorías muy justas en las que ERC y Junts son fundamentales. Sin embargo, desde Moncloa no temen que el partido de Carles Puigdemont vaya a dejar a caer al Ejecutivo de Sánchez porque ello supondría perder la enorme capacidad de influencia que tiene ahora. Por ejemplo, la ley de amnistía, que aún no está aprobada de forma definitiva.
El Gobierno está convencido de que los resultados de las elecciones catalanas no va a dañar la estabilidad que precisa con sus socios, en especial los independentistas catalanes, para solventar una legislatura que exige equilibrios.
Tampoco se baraja la posibilidad de que ERC, un socio más cómodo para Sánchez, vaya a apartarse ahora de su estrategia de diálogo, si bien los republicanos han perdido nada menos que 13 escaños en Cataluña mientras los de Puigdemont, expertos en tensar la cuerda, han subido tres.
Una vez que la amnistía quede aprobada definitivamente, el Gobierno no tiene leyes de semejante calibre en el horizonte y asume que no será un período de gran actividad legislativa.
Volverá a necesitar a sus socios en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado 2025 -los de 2024 rechazó presentarlos tras conocer el adelanto electoral en Cataluña-.
También se abre la opción de una repetición de las elecciones catalanas si Illa no logra ser investido presidente, y pondría otra vez a prueba la red de equilibrios que necesita para seguir adelante con el apoyo de los independentistas catalanes.
El candidato de Junts+ a las elecciones al Parlament, Carles Puigdemont, ya ha abierto ronda de contactos con ERC y ha anunciado su intención de presentar su candidatura a la investidura. "Creemos que hay opciones de poder ir a la investidura", ha subrayado Puigdemont, que ha pedido evitar el escenario de una repetición electoral.
Una de las opciones que hay con el resultado electoral catalán, y pese a la debacle del independentismo, Puigdemont dejaba la puerta abierta a una alternativa política en la que él fuera investido presidente catalán y no Salvador Illa.
"Estamos en condiciones de construir un Govern sólido de obediencia netamente catalana", ha dejado caer, dirigiéndose a ERC, una frase que puede sugerir una fórmula independentista presidida por él, pero que necesitaría de la abstención de los socialistas, a cambio de blindar el apoyo de Junts y Esquerra al Gobierno de Pedro Sánchez.
El expresidente catalán, pendiente de la aprobación definitiva de la ley de amnistía, queda en segunda posición en un Parlament sin mayoría independentista. Los escaños de Junts en el Congreso de los Diputados son los mismos, siete, y resultan claves para conformar mayorías.
Desde el Gobierno no se vislumbra que la formación de Puigdemont vaya a arriesgarse a dejar caer a Pedro Sánchez porque perderían el poder del que ahora disfrutan, aunque, advierten, Puigdemont también es impredecible y si se ve sin opciones a gobernar en Cataluña puede abrirse un proceso interno y cambiar de rumbo.
Puigdemont también quiere dejar una cosa clara: "no iremos a amenazar a Pedro Sánchez de que se termina la investidura si hay un tripartito de izquierdas en Cataluña. Siempre he dicho que si hay juego sucio, que es incoherente con los esfuerzos colosales que estamos haciendo de negociar con la parte española en el Suiza, el juego sucio es apoyarse por activa con el PP y por pasiva con Vox, es evidente que no podemos continuar", ha destacado.
Pese a todo, el candidato de Junts+ ha negado que su posible investidura forme parte de la mesa de diálogo con el PSOE en Suiza.
El PSC ha ganado las elecciones catalanas con 42 escaños. Con el 99% de los votos escrutados, Junts ha arrebatado la segunda posición a ERC con 35 diputados -3 más-, ya que los republicanos se han desplomado y han pasado de 33 a 20 escaños. La novedad es la entrada de Aliança Catalana con 2 parlamentarios mientras que la CUP baja de 9 a 4.
El PP supera a Vox y se convierte en cuarta fuerza del Parlament con 15 escaños -12 más que en 2021, siendo la que más sube- mientras que la formación de Santiago Abascal e Ignacio Garriga se mantiene en 11.
El nuevo Parlament tiene tiempo hasta el 10 de junio para constituirse y, a partir de entonces, su presidente abrirá una ronda de consultas, que tendría lugar como máximo el 25 de junio. El 27 de junio, 48 horas después, se celebraría una segunda votación si no se hubiera conseguido investir al candidato en primera vuelta y si tampoco lo logra empezará una cuenta atrás de dos meses para volver a intentarlo, con el 25 de agosto como plazo límite.
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