11 de septiembre
El otoño político comienza en Cataluña con una hoja de ruta soberanista sin fechas en rojo -a diferencia de 2017 con el 1 de octubre- y con movimientos tácticos en el bloque independentista, con ERC y parte del PDeCAT a la expectativa del diálogo abierto por el Gobierno, y con un nuevo actor, la Crida impulsada por el expresident Puigdemont, como artefacto electoral dispuesto a activarse en caso de que vuelva a haber elecciones. Con este escenario, que gravita constantemente sobre la nueva etapa política española del gobierno del PSOE de Pedro Sánchez, estas son las principales claves de la Diada de mañana:
1.- El relato político se concentra en la calle. Con un Parlament sin ningún pleno hasta octubre, la proximidad del aniversario del 1-O y de la declaración de independencia no consumada del 27-O, el relato independentista se traslada a las calles, en línea con la reciente apelación del presidente catalán, Quim Torra, a una "movilización permanente". De momento más de 400.000 personas se han inscrito en la manifestación de mañana en la Diagonal de Barcelona.
2.- Una Diada reivindicativa para pulsar un "otoño caliente". En este contexto, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium plantean la manifestación como primera etapa de una serie de movilizaciones, con el aniversario del 1-O en el horizonte cercano, y la denuncia de lo que califican como "juicio de la vergüenza" a los líderes independentistas.
3.- Un acto institucional sin presencia de la oposición. El Govern ha centrado el acto institucional de la Diada como una reivindicación por la "libertad de los presos políticos y exiliados" con una 'marcha por la libertad' cargada de simbolismo soberanista que ha llevado a la oposición -excepto a Catalunya en Comú- a no participar.
4.-La primera Diada con el nuevo escenario político español. La moción de censura que llevó en junio a Pedro Sánchez a la Moncloa ha supuesto la apertura de un escenario más distendido entre el Gobierno y la Generalitat, aunque la proximidad del juicio por el 1-O y la no renuncia del Govern a lo que considera un "mandato popular" por la independencia planean permanentemente sobre estos contactos. El renovado escenario político español incluye nuevos liderazgos de partido, como el de Pablo Casado en el PP, quien opina que se vuelven a dar circunstancias objetivas para un nuevo 155, algo que también comparte el líder de Ciudadanos, Albert Rivera.
5.- Corrientes de fondo en el bloque independentista. El cese del gobierno de Puigdemont tras el 155, el encarcelamiento de parte de los dirigentes independentistas -entre ellos el líder de ERC Oriol Junqueras- la marcha de Puigdemont a Bruselas y el cambio político en España se han cruzado en el bloque político independentista. ERC se ha posicionado a favor de sumar más apoyo social, sin plazos concretos para alcanzar una independencia a la que no renuncia, mientras que, desde Bruselas, el expresident ha impulsado un movimiento de confluencia -La Crida- que sólo obedece a los postulados del 1-O y ha dejado al PDECat -la antigua Convergència- como un actor más en esta estrategia plural. El encaje de todos estos nuevos elementos planeará sobre las próximas elecciones municipales y sobre la duración de la actual legislatura catalana.
6.- Una oposición con estrategias diferentes. Ciudadanos, primer partido de la oposición, PSC y PPC no participarán en los actos institucionales de la Diada por considerar que "excluyen" a los catalanes no independentistas, si bien cada uno mantiene estrategias diferentes sobre cómo abordar la relación con las fuerzas independentistas en el actual tablero político español, donde PPC y C's no respaldan la estrategia de Pedro Sánchez para buscar una salida política a las reclamaciones del ejecutivo de Torra.
7.- Un clima social tensionado. Tras años de masivas manifestaciones independentistas, los hechos de octubre de 2018 tuvieron como respuesta por primera vez otras movilizaciones en sentido contrario que culminaron con las convocadas por Sociedad Civil Catalana en octubre, en las que el actual ministro de Exteriores, Josep Borrell, tuvo un protagonismo destacado. A lo largo de 2018 la colocación de lazos amarillos para recordar a los políticos presos ha generado un debate sobre el uso del espacio público no exento de episodios puntuales de tensión ciudadana.
8.- Hechos, gestos, diferencias e incertidumbres. Desde que Sánchez y Torra se vieran en la Moncloa, las relaciones entre el Gobierno y la Generalitat se han desplegado en varios planos que, de momento, han discurrido en paralelo sin entrar en cortocircuito. El plano de los hechos apunta a una reactivación de las comisiones mixtas Estado-Generalitat -nulas desde 2011- el acercamiento de los políticos presos a Cataluña y el compromiso de un nuevo encuentro Sánchez-Torra. Los gestos hablan de una prevención desde el Govern -más nítido en la órbita de Puigdemont y más asertivo en la de ERC- sobre las posibilidades de este diálogo.
El plano de los gestos mezcla desde la distensión en la entrevista de julio en Moncloa hasta los reproches de Puigdemont a Sánchez por el incremento policial en la Diada, mientras que las diferencias se escriben en mayúscula respecto a la pretensión del Govern de celebrar un referéndum de autodeterminación.
En el plano de las incertidumbres aparece el calendario judicial sobre el "procés" y el electoral, con urnas a la vista en las municipales de mayo, una legislatura española que Sánchez quiere agotar en 2020 y una catalana que empezó este 2018 pero cuya duración está supeditada a la evolución del tablero político en los próximos meses. Ni Palau ni Moncloa desean elecciones a corto plazo, pero desde la Plaza de Sant Jaume estarán muy atentos a lo que las bases pidan en las calles en caso de duras sentencias contra los líderes independentistas. El primer examen será mañana.