Ciudadanos
Inés Arrimadas pilotará la refundación del partido y dejará en manos de la militancia su continuidad. La dirección de Ciudadanos busca soluciones para mantenerse a flote e impulsar la marca, aunque algunos militantes consideran que la renovación pasa porque Arrimadas de un paso al lado.
La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, no tira la toalla: "El espacio liberal es más necesario que nunca". Así se ha expresado en Espejo Público, donde ha explicado sus planes para la formación, tras los pésimos resultados en las elecciones de Andalucía.
Después de entonar un tímido 'mea culpa': "El resultado ha sido muy malo, pero también somos los únicos que nos hacemos el harakiri... Hemos podido hacer las cosas mejor pero en la vida no se puede estar solo para los momentos bonitos". Arrimadas ha reiterado su intención de abanderar el cambio de rumbo del partido y hacer los deberes: "dejar hecha la transición a la militancia" para intentar remontar el proyecto.
¿Y en qué consiste esa refundación?
Inés Arrimadas apuesta por un cambio total, de programa, marca, y hasta dejar su liderazgo en manos de la militancia. "Quiero hacer la transición y dejar a la militancia un partido renovado". Explica que de esta manera el partido se habrá refrendado dos veces en tres años.
Pero la travesía será larga y bajo mucha presión porque, al igual que anteriores comicios, muchos dirigentes y exdirigentes de Ciudadanos ponen en cuestión la valía de su presidenta. Uno de los más llamativos, Ignacio Aguado, que después de haber sido apartado del partido tras su crisis en la Comunidad de Madrid, ahora, en Twitter, exige a la Ejecutiva la dimisión inmediata por los resultados en las elecciones de Andalucía y la conformación de una gestora hasta que se celebre un Congreso Extraordinario.
Sin embargo esa no es la solución para Arrimadas, aunque ha admitido que dejarlo todo y dedicarse más a la familia sería una tentación, aunque "por responsabilidad" no se puede abandonar cuan "vienen mal dadas". "No me importa asumir el desgaste pero quiero dejar hecha una transición para la militancia"
Tres años de retroceso electoral
El retroceso electoral de Ciudadanos ha sido imparable durante los últimos tres años. Desde que la formación alcanzó su mejor resultado en unas generales en abril de 2019 −cuando obtuvieron 57 escaños y se quedaron a ocho de dar el sorpaso al PP− los batacazos electorales han sido continuos. La estrategia de Albert Rivera de no pactar con el PSOE de Pedro Sánchez -con quien sumaba una mayoría amplia tras los comicios de abril- y el ascenso de Vox terminaron minando las perspectivas electorales de la formación que se quedó en solo 10 escaños tras la repetición de elecciones en noviembre.
El pésimo resultado forzó la dimisión de Albert Rivera, que dejó la política y fue sustituido en el cargo por Inés Arrimadas. Las elecciones del año de la pandemia de la covid-19 −las gallegas y vascas de julio de 2020− tampoco fueron alentadoras para la formación, si bien es cierto que se disputaban en dos territorios tradicionalmente complicados para Ciudadanos. El siguiente toque de atención fue en Cataluña −la comunidad que vio nacer y crecer al partido desde el año 2006− donde pasaron de ser primera fuerza en 2017 a lograr tan solo seis escaños en la cita electoral de febrero de 2021 y verse superados por un Vox en ascenso.
El vodevil generado en marzo de 2021 marcó un antes y un después en las perspectivas electorales de Ciudadanos y en su relación con el PP. El 10 de marzo PSOE y Ciudadanos presentaron una moción de censura en Murcia contra el Gobierno del PP, en el que también se integraba Ciudadanos desde 2019. La presentación de esta moción tuvo un efecto dominó en la Comunidad de Madrid y la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, destituyó automáticamente a todos sus consejeros de Ciudadanos y convocó elecciones anticipadas para el 4 de mayo de ese año con la intención de liberarse de su hasta entonces socio, al que acusaba de estar planeando una moción similar en Madrid.
Finalmente, la moción de Murcia terminó fracasando después de que tres tránsfugas de la formación liberal se saltaran la disciplina de voto −después de haber firmado la moción− y votaran en contra, para después entrar en el nuevo Gobierno de Fernando López Miras, del PP, como independientes. Al fracaso de esta estrategia en Murcia le siguió el catastrófico resultado en las elecciones madrileñas de mayo, en las que Ciudadanos pasó de contar con 26 escaños en la Asamblea y formar parte del Gobierno a quedarse sin representación parlamentaria.
Los sucesos producidos en la primavera de 2021 hicieron saltar las alarmas en la formación dirigida por Inés Arrimadas y fueron, además, acompañados de la salida del partido de destacados dirigentes como Toni Cantó o Fran Hervías, que pasaron a engrosar las filas de los populares. En ese momento, Ciudadanos pasó de formar parte de cuatro Gobiernos autonómicos con el PP a solo dos −Castilla y León y Andalucía− y uno de ellos no tardaría muchos meses en saltar por los aires.
En marzo de 2021, el PSOE de Castilla y León presentó una moción de censura −intentando aprovechar el impulso de la situación generada a nivel nacional− y el foco de todas las miradas se puso en el papel que adoptaría Ciudadanos, que finalmente votó en contra y permitió a Alfonso Fernández Mañueco seguir en el poder. Con todo, la procuradora del partido liberal María Montero abandonó el grupo parlamentario y pasó al de los no inscritos, tras abstenerse en la moción. Una primera grieta que anticipó la ruptura que se avecinaba.
La negociación para aprobar los presupuestos de 2022 supuso el principio del fin del matrimonio entre PP y Ciudadanos en Castilla y León. El presidente regional Mañueco acusó a su exsocio de haber estado negociando su postura frente a las cuentas con el partido Por Ávila sin avisarle y, además, acusó a Ciudadanos de estar preparando en secreto una moción de censura con el PSOE. El 20 de diciembre de 2021 Mañueco convocó elecciones anticipadas y destituyó a todos los consejeros de Ciudadanos y a su vicepresidente, emulando la estrategia de Isabel Díaz Ayuso unos meses antes. Ciudadanos, en esas elecciones del 13 de febrero, se precipita al vacío; de 12 procuradores salva solo uno, el del propio Francisco Igea. Sin embargo, ahora, en Andalucía, la formación de Inés Arrimadas desaparece por completo del arco parlamentario. Atrás deja el poder institucional y 20 escaños. Ahora toca saber si el partido será capaz de sobrevivir o perecerá en el intento. Para la respuesta habrá que esperar a las próximas elecciones.