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Se hacía llamar Abu Chaima, un marroquí que vivía en Alicante y que se radicalizó hasta el punto de conseguir viajar a Siria para convertirse en un combatiente de Daesh. Presuntamente, era uno de los integrantes del grupo yihadista al que también pertenecían los autores de los atentados de París y Bruselas
Cinco meses antes de los atentados de París, en 2015, Abú Chaima casi logró convencer a una joven catalana para que realizase matanzas indiscriminadas. En una de sus conversaciones, ella pregunta qué puede hacer, y el terrorista responde que se meta en reuniones y empiece a matar a toda persona que tenga delante.
Quien también está acusada de difundir el yihadismo es otra joven a la que se empieza a juzgar en la Audiencia Nacional. Se piden nueve años de cárcel para ella por pertenecer a Daesh, captar terroristas y hacer propaganda.