Y PROBLEMAS PARA CONSTITUIR MESAS ELECTORALES
Cambiar las gambas y el jamón por una papeleta podría ser una de las consecuencias para miles de españoles si el 25 de diciembre tocara volver a las urnas. Por eso, los expertos coinciden en los peligros de que ese día acaben celebrándose elecciones generales, las terceras en apenas un año.
El primer peligro se traduciría en un más que probable récord en la abstención. Otros estarían obligados a ir, como los más de 90.000 agentes que se encargan de velar por la seguridad en una jornada electoral y también los miles de presidentes de mesa, vocales y apoderados que tendrían que celebrar la comida de Navidad en un escenario muy distinto al habitual.
No obstante, según el Boletin Oficial del Estado, hay circunstancias que pueden justificar una ausencia como es el caso de eventos familiares de especial relevancia, que resulten inaplazables. De esta forma, podrían producirse serios problemas para constituir las mesas electorales.
Las dificultades podrían llegar hasta la Casa Real. Con la jornada electoral el 25 de diciembre, la jornada de reflexión sería el 24, cuando se produce la tradicional felicitación del Rey. Felipe VI tendría que dar, si finalmente lo hace, uno de sus discursos más comprometidos.
La fecha podría modificarse alegando circunstancias excepcionales, aunque sería fácilmente recurrible si algún partido se opone. El perjuicio también llegaría a las arcas del Estado: un agujero de más de 300 millones de euros provocado por dos comicios generales que no estaban previstos en los Presupuestos Generales del Estado.