Cataluña
La propietaria del restaurante italiano, situado en el barrio del Clot en Barcelona, Cataluña, asegura que las pintadas en la fachada del local y el boicot en las redes sociales se produjo tras un incidente con un cliente. Michaela, que así se llama la dueña, relata que el hombre hablaba en un catalán muy cerrado, y que ella, que apenas lleva un par de años en España no le podía comprender bien: "Para atenderle mejor, le pedí que si me podía hablar en castellano".
Pintadas en la fachada
Al parecer, según cuenta Michaela, el hombre entonces se puso muy nervioso y la contestó acaloradamente marchándose del establecimiento.
Esto sucedió el pasado 4 de diciembre. Un día después en la fachada habían pintado: "33. Habla catalán o emigra. En Cataluña en catalán".
El número 33 se identifica con la ultraderecha catalana. El cliente también comentó el incidente en Twitter y denunció que en el local no atendían en catalán.
Boicot en redes sociales
Este usuario ya ha borrado su comentario de la red social pero rápidamente se sucedieron los mensajes de acoso y boicot al negocio en redes sociales.
Luego y durante una semana, según denuncia Michaela, comenzaron las llamadas por teléfono, las falsas reservas, envío masivo de correos electrónicos pidiéndola que se marchara de Cataluña.
Las críticas negativas a su negocio se dispararon en distintas aplicaciones móviles.
Ella ha insistido en el programa Espejo Público de Antena 3 Noticias que :"En ningún momento quise ofender a nadie, ni a un país ni una lengua, es que no soy de aquí y yo le he preguntado, por favor, si me podía hablar en castellano para atenderlo de la manera mejor".
La ley de política lingüística de Cataluña obliga a un establecimiento a entender a un cliente tanto si este habla en catalán como en castellano. También obliga a tener la información de sus servicios en catalán, entre otros requisitos.