NO QUIERE QUE SE PERJUDIQUEN EL TURISMO Y LA MOVILIDAD
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, cree "que es necesario pactar con los organizadores de las protestas itinerarios alternativos y hacerlos cumplir fuera del corazón de la ciudad".
La alcaldesa ponía sobre la mesa una propuesta para que las concentraciones -que el año pasado ascendían a más de cuatro mil en la Capital- no perjudiquen la movilidad o el turismo en el centro.
Botella anunciaba que se reuniría con la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, quien respondía que habría que cambiar la ley porque con la actual no es tan fácil trasladar manifestaciones. "El hecho de que no nos guste el motivo de la manifestación o las personas que se vayan a manifestar no es causa suficiente".
El pleno del Ayuntamiento madrileño debatía una moción de urgencia para abordar este problema sin el apoyo de la oposición, ya que el PSOE se niega a limitar las protestas en el centro. Según el portavoz socialista, Jaime Lissavetzky, "Hay que saber si al final pagan justos por pecadores".
El problema no es nuevo en Madrid, pero lo ocurrido el pasado sábado a dos pasos de Cibeles marcó un antes y un después para el Ayuntamiento.
La capital se mira en el espejo de ciudades como París, donde sólo se permiten manifestaciones en grandes avenidas y no en el centro. Otro ejemplo es Roma, donde en 2011 su alcalde prohibió un mes las manifestaciones para evitar disturbios.