Crónica de la visita
El jefe del Estado compartió ayer una tarde con soldados y mandos desplegados tras la DANA para transmitirles ánimo ante una "emergencia sin precedentes"
Eran cerca de las ocho de la tarde en la base logística temporal del Ejército de Tierra en Valencia y cientos de soldados esperan a la mesa un menú cuyo olor inunda el pabellón. El rey, en la tercera y última etapa de su visita a las unidades militares desplegadas para atender las consecuencias de la DANA, irrumpe en el comedor junto a Margarita Robles. "Borbón" se lee en su uniforme de campaña de tonos áridos. Uno de los militares pronuncia un enérgico "¡Viva el rey!" al que el resto se une: "¡Viva!".
Felipe VI acaba de conocer de parte del general del Mando de Transmisiones los detalles logísticos de este campamento que acoge actualmente a unos 2.500 militares y que tiene capacidad para albergar hasta otros quinientos más. "El día 2 (de noviembre) lo preparamos", le dicen al rey sobre este centro montado en 48 horas. Además, enseñan al monarca el material específico que han comprado para la intervención en las localidades afectadas, como botas de agua, mascarillas, guantes o gafas protectoras para las tareas de limpieza.
Este espacio habilitado para descanso de los soldados está presidido por una bandera de España que cuelga del techo. Allí, el rey dirige unas palabras de ánimo y reconocimiento a las Fuerzas Armadas: "Quiero transmitiros el orgullo y la gratitud, como jefe de Estado y mando supremo, al comprobar algo que ya sabía, pero que no es lo mismo comprobarlo en una misión de estas características", les dice. "Aquí se está demostrando perfectamente que un soldado español lo entrega todo, y no solo por la satisfacción del deber cumplido, que es algo que llevemos muy a gala los militares, sino también por ver la satisfacción de aquellos a los que estáis ayudando", concluye.
El rey destaca que muchos no contemplaban "un escenario en territorio nacional con una emergencia de tal calibre", y añade: "Sabéis, porque lo veis en las miradas de todos los que han sufrido, lo que significa una mano tendida y un uniforme que está cumpliendo con una misión, que es ayudarles, darles tranquilidad, confianza y esperanza (…) Gracias por darlo todo. Gracias por dar esperanza".
El rey se excusa por no poder saludar personalmente a todos los soldados, pero les invita a hacerse una foto de grupo. Subido a una grúa, el fotógrafo captura el momento. Hay unos seiscientos militares presentes, y antes de abandonar el recinto, el monarca habla con varios de ellos. Es el objetivo de esta visita: agradecer el trabajo de las Fuerzas Armadas en una emergencia "sin precedentes".
Mientras el helicóptero del ejército del Aire se eleva sobre la base, con el rey a bordo, un grupo de soldados siguen con su rutina: limpian de barro sus uniformes con manguerazos de agua a presión, antes de entrar en el recinto. El trabajo para ayudar a los afectados por la riada continúa.
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