LE GUSTA AMARRAR BIEN LAS PRUEBAS
El juez Rafael Soriano, granadino y de 48 años, es un magistrado puntilloso en su trabajo, le gusta amarrar bien las pruebas y los interrogatorios prolijos: no dudó en interrumpir la declaración de Ana Julia Quezada y continuarla al día siguiente por falta de tiempo. Lleva 14 años destinado en Almería.
Soriano es juez desde hace 20 años. Ha ejercido en Jaén, Cádiz y Almería. Ha sido juez de menores y ha estado detrás de un buen número de operaciones contra el narcotráfico.
Sabe lo que son las presiones: en una operación antidroga con un policía y el responsable de un depósito judicial implicados, dos denuncias contra él por cohecho y falsedad documental acabaron archivadas. Miembro de la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura, es reconocido por su cualificación profesional.
En 2010 intentó sin éxito ocupar la plaza de Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional cuando éste fue suspendido. Ha sido condecorado tanto por la Guardia Civil como por la Policía Nacional.