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Coronavirus

Así es el delicado proceso a seguir desde que llega la vacuna contra el coronavirus hasta que se administra

Las vacunas deben mantenerse en una nevera y en el momento de administrarse se diluyen con suero fisiológico de cloruro sódico. La vacuna sin diluir tiene una vida útil máxima de hasta 5 días.

El proceso por el que pasan los viales del coronavirus desde que llegan a España y se reparten por las comunidades autónomas, hasta que se inyectan en los pacientes, es uno de los mayores retos logísticos de los últimos tiempos.

Los problemas logísticos, como los fallos en la cadena de suministro, la variabilidad de la producción de dosis y la falta de transparencia de los organismos sanitarios y administrativos, han retrasado las campañas de vacunación.

Sin embargo y pese a todas las trabas, España se ha convertido en uno de los países de la Unión Europea que más vacunas contra la Covid-19 administra y, a nivel internacional, ha superado incluso a Estados Unidos en cuanto al porcentaje de población vacunada con pauta completa, de acuerdo al último informe diario del Ministerio de Sanidad. A nivel nacional ha subido hasta el 48,4%, mientras que en el país norteamericano está en un 48,2%, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Refrigerado

En primer lugar hay que señalar que, para llevar a cabo el proceso de preparación de la vacuna, todos los encargados de vacunación han sido formados para realizar la labor de la forma más eficaz y segura posible.

En el caso de las vacunas de Pfizer/BioNTech, estas deben conservarse en ultracongeladores a -80 grados. Sin embargo, una vez que van a ser suministradas a la población, debe seguirse un proceso de forma escrupulosa para garantizar que la vacuna se administre con la máxima seguridad.

Diluir la vacuna

Las vacunas de Pfizer llegan en viales multidosis y cada vial se tiene que diluir con suero fisiológico de cloruro sódico al 0,9% y esa jeringa sólo sirve para reconstituir un vial.

La vacuna se mantendrá congelada en los centros de almacenamiento, pero a los centros de vacunación llegará descongelada y conservada a temperatura entre 2 y 8 grados. Una vez descongelada la vacuna no puede volver a congelarse. La vacuna sin diluir tiene una vida útil máxima de hasta 5 días entre 2 y 8 °C y de hasta 2 horas a temperatura ambiente.

Previo a la dilución hay que invertir el vial suavemente 10 veces y no sacudirlo. Después de este paso, habrá que diluir las vacunas.

Los encargados de la preparación deberán asegurarse de que la presión del vial esté equilibrada extrayendo 1,8 ml de aire en la jeringa antes de retirar la aguja del vial. Posteriormente se invertirá suavemente la solución diluida 10 veces. Tampoco habrá que sacudir. Una vez diluida la vacuna debe usarse en las 6 horas siguientes a la dilución. Si no, una vez transcurrido ese tiempo la vacuna debe desecharse.

La inyección

Tras esto, habrá que preparar las jeringas. Se debe extraer 0,3 ml de la solución en una nueva jeringa con una aguja para inyección intramuscular. La vacuna se inyecta en la zona del deltoides. En personas con muy poca masa muscular en esa zona, u otra razón que impida la inyección, puede realizarse en el muslo, en el tercio medio del músculo vasto lateral externo. Tras recibir la vacunación se debe mantenter en observación durante 15 minutos a la persona vacunada, para detectar reacciones inmediatas, durante el tiempo en el que recibe información pos-inmunización y se registra la vacunación realizada.

Ya por último, una vez aplicada la vacuna, se elimina el material empleado en la vacunación, incluyendo los viales usados, ampollas, jeringas y aguja, que deben desecharse en un contenedor para residuos biológicos resistente a material cortante y punzante.

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