ha agradecido las muestras de apoyo
El expresidente de la Generalitat Artur Mas ha asegurado este martes que la sentencia del Tribunal de Cuentas que obliga a él y nueve exmiembros de su Govern a abonar a la Generalitat 4,9 millones de euros por la organización del proceso participativo del 9N es una venganza y una aberración, pero ha remarcado: "Nos ha hecho daño, pero no nos da miedo".
En rueda de prensa en el Palau Robert junto a los exconsellers Irene Rigau, Francesc Homs y Joana Ortega, el expresidente ha asegurado que afrontan la sentencia con firmeza y serenidad, y ha remarcado que si alguien piensa que se van a "hundir" se equivocan.
Ha recordado que la encargada de la sentencia es la exministra Margarita Mariscal de Gante, del Gobierno de José María Aznar, por lo que poco podían esperar de su imparcialidad, y ha ironizado que el tribunal parece más un "tribunal de ajuste de cuentas", como ha renombrado a la sala.
Ha afirmado que la sentencia juzga hechos políticos y no contables recordando que el delito de malversación no llegó a juicio en la vía penal, ha sostenido que el fallo del tribunal "sigue los dictados que se hicieron desde el PP", ha considerado que la magistrada ya tenía la resolución en la cabeza, para lo que ha forzado y se ha saltado la normativa, y ha recordado que la Generalitat no les reclama nada.
El expresidente, que ha agradecido las muestras de apoyo, ha subrayado que la sentencia del Tribunal de Cuentas puede ser un "aviso a navegantes" para aquellos que intenten seguir consultando a la ciudadanía, y ha reiterado que seguirán apoyando a aquellos que estén en primera línea del proceso soberanista.
Ha remarcado que fueron sensibles a organizar una consulta sobre el futuro político de Cataluña, y que lo hicieron con "convicción, coherencia, sentido democrático y buen servicio a la democracia y Cataluña", y ha reiterado que lo volverían a hacer.