ACTO EN BARCELONA
Amigos y antiguos colaboradores fieles a Jordi Pujol han reivindicado en Barcelona la figura política y la obra de gobierno del expresidente de la Generalitat, que el 25 de julio del 2014 confesó haber tenido durante tres décadas una herencia sin declarar en Andorra. Pujol, que ha tomado la palabra al final del acto, ha defendido que durante los 23 años que estuvo al frente de la Generalitat se dejaron "huellas sólidas" que marcaban el camino a seguir para conseguir una Cataluña mejor, como la asunción de competencias en materia de prisiones, policía y sanidad.
"Ahora estamos en un momento en que podría pasar que el viento del desierto tapara las huellas, o que alguien dijera en el oasis que parece que eso de ver si encontramos el oasis mejor pinta mal, dejémoslo correr", ha continuado Pujol, que ha hecho una metáfora siguiendo un cuento de Manuel de Pedrolo. Pujol ha llegado a la sede de la Institución Cultural del CIC arropado por su mujer, Marta Ferrussola, y algunos de sus hijos, como Olguer, Jordi, Pere, Josep y Mireia.
Al entrar a la sala de actos, totalmente llena, los asistentes le han recibido de pie y con una larga ovación, tras lo cual se ha iniciado un viaje por la trayectoria política del alma mater de Convergència, desde los tiempos en que estuvo encarcelado por organizar una protesta en el Palau de la Música durante una visita de Franco hasta su confesión de la cuenta en el extranjero, pasando por todos sus ejecutivos.
Uno de los ponentes, el historiador Josep Maria Roig Rosich, ha resumido la tesis de trasfondo del acto: que la confesión de haber tenido dinero sin regularizar en el extranjero no debe ensombrecer el trabajo que hizo Pujol al frente de la Generalitat. Pujol no se ha referido directamente a su confesión, pero en su metáfora sobre el oasis y las huellas se ha referido al "chico del socavón", que iba delante de la expedición y "se extravió, renunció o pecó": "Cayó en un agujero y no sabe salir. Dios ya sabrá cómo tiene que juzgar este tema". Con todo, el expresidente ha admitido: "Me siento insatisfecho por muchos motivos y dolido conmigo, no con vosotros, no con el país".
Antes de empezar este viaje por la vida y obra de Pujol, se ha leído un mensaje del expresidente Artur Mas, que excusaba una ausencia que ha argumentado por "la falta de tiempo y los compromisos que ya había contraído". "Me hubiera gustado estar por diferentes razones: para apoyarle en estos momentos de dificultad personal; para reconocer el mérito, la valía y el sentido altamente positivo de su obra de gobierno y de construcción de país, y para testimoniarle mi afecto personal que va más allá de las vicisitudes de la vida", decía el texto firmado por Mas.
Quienes sí han asistido han sido algunos miembros del PDeCAT -partido heredero de la CiU de Pujol-, como el presidente del grupo municipal en Barcelona y exalcalde de la capital catalana, Xavier Trias, que fue conseller de Sanidad entre 1988 y 1996, y el portavoz del partido en el Congreso, Carles Campuzano. También han estado otros antiguos colaboradores de Pujol, como los expresidentes del Parlament y exmilitantes de Unió Núria de Gispert y Joan Rigol, que también fue conseller de Trabajo y de Cultura en diferentes gobiernos de Pujol.
Asimismo, en las primeras filas se ha sentado el exconseller de Territorio Pere Macias, que en 2016 fichó como asesor de la actual alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (Barcelona En Comú), para sacar adelante la unión del tranvía por la Diagonal. Pujol ha confesado estar sorprendido por la dimensión que ha tomado el acto de hoy, que ha negado que haya sido un homenaje, y ha ironizado sobre su estado de forma al improvisar el discurso. "Aplaudidme y así me voy", ha concluido.
También han tomado la palabra la que fuera consellera de Enseñanza de la Generalitat entre 1999 y 2003, Carme-Laura Gil; el historiador Jordi Casassas; la ex coordinadora territorial de Cultura de Pujol Giomar Amell; el abogado Joaquim Llimona, y la portavoz de la entidad Tagamanent Construir Cataluña, Núria Vallmitjana.