SUBE LA TENSIÓN
Los guardias civiles y sus familias vivieron los escraches más peligrosos en los días cercanos al referéndum ilegal del uno de octubre. Desde entonces, han vivido acosados. Una situación que notan menos en las grandes ciudades, pero que se les hace insostenible en los pueblos: "Vivimos prácticamente recluidos en el cuartel. De hecho yo tengo compañeros que se han tenido que ir de Cataluña, por el acoso que sufrían él, su mujer y sus hijos".
Los acosos, insultos y amenazas se han radicalizado esta semana tras la detención de los miembros de los CDR acusados de terrorismo: "Nos gritan pim, pam, pum, que no quede ninguno".
Un aumento de la agresividad que chocaba también con las muestras de apoyo a los agentes que practicaron las detenciones. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, confirmaba que estos días se enviarán más guardias civiles a Cataluña por el aniversario del referéndum ilegal del uno de octubre: "Mandaremos los efectivos necesarios e imprescindibles". Policías y guardias civiles temen un aumento de la conflictividad cuando salga la sentencia del procés.