Espacio
Roberto Brasero detalla en qué consiste que el núcleo de la Tierra y la corteza giran a velocidades distintas y pone un ejemplo muy gráfico para entender por qué se ha ralentizado.
De pequeños estudiábamos en el cole que el interior de la Tierra se compone de núcleo, manto y corteza. Lo que no nos explicaron, porque entonces no se sabía, es que las velocidades a las que se mueve la corteza y el núcleo son distintas.
El núcleo es una pequeña esfera del tamaño de Plutón a más de 5.000 km en el interior de la Tierra que tiene su propio giro. Y la corteza, parte exterior de nuestro planeta donde se desarrolla la vida y todo lo que acontece, tiene el suyo. Ambos giran en la misma dirección, pero a veces a pasos distintos.
Los científicos chinos de la Universidad de Pekín Xiaodong Song y Yi Yang han publicado un artículo en la revista Nature Geoscience que habla de ello. Lleva por título 'Variación multidecadal de la rotación del núcleo interno de la Tierra' y en él analizan las ondas sísmicas de más de 200 terremotos.
Estas ondas es la manera que tienen los científicos de saber algo de las capas internas de la Tierra ya que no podemos tener conocimiento directo de ellas. Si esas ondas se comportan de manera distinta atravesando una capa u otra pueden inferir sus características, como este caso, afirman, la velocidad de rotación del núcleo.
Pues bien, en el artículo se puede leer: “Aquí analizamos ondas sísmicas repetidas desde principios de la década de 1990 y mostramos que todas las trayectorias que anteriormente mostraban cambios temporales significativos han mostrado pocos cambios durante la última década. Este patrón globalmente consistente sugiere que la rotación del núcleo interno se ha detenido recientemente” Y de ahí viene el lío.
¿Se parará el giro de la Tierra?
Ni se ha detenido por completo la rotación del núcleo ni que esto suponga que el siguiente paso es que cambie el sentido del giro, y ahora el movimiento del núcleo vaya a ir al revés hasta cambiar de sentido de la rotación de la Tierra. ¡Eso sería un desastre con todas las letras y en mayúsculas (y no lo escribo así para que no te parezca que pudiera ocurrir)!.
En realidad lo que ocurre es que esos movimientos, el de la corteza y el del núcleo, van desacompasados. Desde el Instituto de Geociencias del CSIC aclaran: “Si eliminásemos la rotación global que nosotros mismos experimentamos, veríamos cómo el núcleo gira en sentido contrario.
Este efecto se debe únicamente al sistema de referencia, no quiere decir que vaya al revés que el resto del planeta. O sea, que parece que va para atrás, pero no va para atrás. Piensa en dos coches que van circulando por la autovía en dirección, por ejemplo, a Burgos.
En uno vas tú que eres la corteza y en otro va el núcleo. Si de repente el núcleo que iba delante se pone a frenar, tú desde tu ventanilla le verás que se queda atrás y PARECE QUE VA HACIA ATRÁS pero en realidad va hacia adelante, en la misma dirección que tú. Y si luego acelera un poco y se pone a tu altura, parecería incluso que se ha frenado, que ha detenido su velocidad porque es la misma que la tuya.
Pues eso es lo que dicen los científicos chinos en su estudio y dicen también que ese ir y venir se repite en ciclos de 70 años. O sea que viene ocurriendo desde hace mucho sin que implique nada grave y sin que nos demos cuenta.
¿Qué consecuencias tiene?
Ni nos damos cuenta ni tampoco es que nos afecte mucho. Está por ver –habrá estudios complementarios que lo desarrollen a partir de ahora- si tiene alguna influencia en el clima y de ser así incorporarán estos datos en los modelos climáticos, a pasado y a futuro, que tienen en cuenta todas la mayoría de variables posibles y cada una en su justa medida.
También podría influir en los cambios en el magnetismo terrestre, cuyo origen está en nuestro núcleo metálico, y que se vienen produciendo desde que se creó la Tierra. “Ninguna consecuencia puede ser percectible para nosotros o que nos ocasione problemas en nuestra vida diaria” cuenta el geólogo y divulgador Nahún Méndez “más allá de pequeñísimas variaciones en la duración del día, a veces acortándolo y otras haciéndolo más largo, pero estamos hablando de milisegundos”.
Y es que el día de 24 horas no siempre ha durado lo mismo y no solo por esa percepción subjetiva de que los fines de semana pasan volando. Pero por el momento, la rotación de la Tierra y nosotros con ella, estamos a salvo.