DANA
La DANA ha golpeado especialmente a la Comunidad Valenciana en la que al menos 211 personas han muerto y también a Castilla-La Mancha y Andalucía.
En la mañana del pasado martes 29 de octubre la AEMET elevó al máximo su nivel de alerta por la DANA y avisó de "un nivel de riesgo para la población muy alto". Cierto es que en el Mediterráneo este fenómeno de "gota fría" es frecuente durante los meses de septiembre y octubre. En ese momento las autoridades no tomaron medidas excepcionales.
El Centro de Coordinación de Emergencias habría emitido alrededor de las 12:20 horas una alerta hidrológica para todos los municipios del barranco del Poyo, siguiendo la información facilitada por la Confederación Hidrográfica del Júcar. En ella se aconsejaba a los vecinos no acercarse al agua. Sin embargo, minutos después, alrededor de las 13:00 horas el presidente Carlos Mazón esperaba "que hacia las 18:00h disminuyese" su intensidad.
Utiel y Requena, las localidades en la cabecera del río Magro fueron las primeras localidades en sufrir las inundaciones. Cayeron casi 300 litros por metro cuadrado (278 l/m2) y contribuyeron al desbordamiento del conocido como "barranco de Algemesí".
La crecida del Magro cogió por sorpresa a miles de personas en las localidades por las que discurre su desembocadura hasta el Xúquer. El Algemesí el Ayuntamiento intentó sin éxito evacuar el barrio del Raval.
Algo similar pasó en el epicentro de la tragedia, la zona de los municipios de "barranco del poyo" la más afectada. El desbordamiento del Barranco del Poyo, una rambla de "crecida relámpago" tuvo consecuencias devastadoras . Antes de llegar a Cheste, la unión de tres barrancos da lugar a la Rambla del Poyo, una superficie de 462 kilómetros cuadrados que desemboca en L'Albufera.
En Chiva caían casi 500 litros por metro cuadrado (491 l/m2), mientras 40 kilómetros más abajo, en localidades como Paiporta, ni siquiera llovía. Pero el agua avanzó a gran velocidad por un barranco que tiene capacidad para 1800 metros cúbicos por segundo y llegó a llevar 2300.
Las condiciones atmosféricas y el viento hicieron que la lluvia embalsada por una tormenta ayudara al crecimiento de una nueva tormenta justo donde se había formado la primera. Una cadena de tormentas en en una situación de lluvias torrenciales que se mantuvo durante horas, provocando desbordamientos y riadas sin precedentes en nuestra historia reciente.
Los desbordamientos se agravaron por el efecto dique que produjeron tanto las carreteras como las vías de los trenes y los propios edificios. El agua se fue acumulando arrastrando coches e inundando viviendas y bajos. En algunos puntos se alcanzó los dos metros de altura.
Según un análisis rápido del World Weather Attribution (WWA) las lluvias torrenciales asociadas a la DANA han sido un 12% más intensas y el doble de probables en un planeta que sufre las consecuencias del cambio climático.
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