Incendios forestales
Los paisajes actuales aumentan el peligro de la repetición de incendios, una tendencia que en España se lleva produciendo desde hace años.
Siempre arden las mismas zonas. Según datos del informe 'Paisajes cortafuegos', de WWF España, el paisaje es el principal desencadenante del fuego, junto a los episodios de meteorología extrema. Así, si no se hace nada, las zonas que han sufrido incendios son más propensas a que vuelvan a arden años después.
En España solo el 16% de la población vive en entornos rurales, los cuales comprenden un 84% de la superficie total
Tras este escenario de riesgo subyace un problema de base territorial. “Hoy en día, en España, tan solo el 16% de la población vive en entornos rurales, los cuales comprenden un 84% de la superficie total”, señala el informe de WWF España. Es un territorio cada vez más desatendido en el que la falta de gestión, motivada por la desprimarización de la economía, está alterando la fisonomía del paisaje. El abandono de cultivos, del pastoreo extensivo y de la actividad forestal, así como de las políticas de supresión de fuego, dan pie a la colonización natural descontrolada de la vegetación. Todo esto se traduce en un mayor riesgo de incendio.
A todos estos problemas hay que añadir el agua. Se ha pasado de una sequía meteorológica, que hace referencia a una escasez de agua coyuntural, a una escasez hídrica estructural. “El problema de raíz es que muchas zonas están sufriendo un déficit hídrico durante meses, con lo que las campañas de incendios cada vez son más largas (empiezan antes y terminan más tarde) o ya son casi continuas”, señala la Fundación Pau Costa, institución pionera y experta en la ecología del fuego.
Aumento de masas forestales homogéneas
Esta situación incrementa los paisajes de riesgo. La superficie forestal en España ha aumentado más de un 30% desde 1990, convirtiéndose en el segundo país más agreste de Europa por detrás de Suecia. “Si bien este aumento podría interpretarse como un buen indicador para la mitigación del cambio climático, lo cierto es que el resultado es la proliferación de masas forestales homogéneas, que disminuyen la biodiversidad, de escaso aprovechamiento productivo y que aumentan el combustible vegetal disponible para la ocurrencia de grandes incendios”, afirman desde la entidad.
Preocupa la situación de la Comunidad Valenciana
Hay grandes extensiones forestales de alta peligrosidad de incendio por el abandono del territorio y la falta de gestión
Según el análisis de WWF sobre el riesgo de los bosques a sufrir grandes incendios forestales (GIF), la realidad de la Comunidad Valenciana es especialmente preocupante: más del 80% de los GIF se inicia en masas forestales muy alteradas, alejadas de lo que es un bosque “natural”.
En la Comunidad Valenciana existen grandes extensiones forestales consideradas de alta peligrosidad de incendio por el abandono del territorio y la falta de gestión. “Solamente el 13% de sus masas forestales cuentan con un instrumento de gestión, mientras que la media en España es del 20,3%”, apunta WWF.
Además, la pérdida de población que vive del medio rural y de la cultura asociada hacen que cada vez tengamos una población menos preparada para hacer frente al peligro de grandes incendios”, concluye la Fundación Pau Costa.