Fauna
Factores genéticos y humanos afectan a la población que necesitaría 1.100 hembras reproductivas para garantizar su viabilidad genética. Un estudio de la Estación Biológica de Doñana del CSCI ha determinado los resultados.
La población del lince ibérico no es viable a largo plazo. Así lo ha determinado un estudio de la Estación, Biológica de Doñana (EBD), instituto perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El trabajo, que fue publicado en Animal Conservation, ha analizado cuales serían las condiciones más favorables para que la población del lince pueda ser viable genéticamente: el aumento del número y tamaño de sus subpoblaciones y aumento del incremento de la conectividad entre ellas.
Actualmente el lince está sujeto a muchos peligros,: atropellos, fragmentación del hábitat, cambio climático y a una nueva amenaza: el factor genético. “La recuperación de una especie no solo depende de las cifras absolutas de su población, sino también de una mínima variabilidad genética para garantizar su supervivencia. En su momento más crítico, apenas existían dos subpoblaciones de lince aisladas en Doñana y en Andújar”, explicaba el investigador del CSIC en la EBD José A. Godoy. “Hoy son cinco y dentro del proyecto Life 'Lynxconnect' se está trabajando en nuevas reintroducciones en Sierra Arana y Lorca, pero esto aún no es suficiente” aclara Godoy.
La viabilidad genética solo sería posible con un incremento del tamaño de las subpoblaciones de entre el 50% y el 200%, lo que supone alcanzar las 1.100 hembras reproductivas. Otra de las opciones sería la de crear 8 subpoblaciones.
Parece ser que ninguno de los dos objetivos va a ser fácil de alcanzar (a medio plazo) debido al gran coste que esto supone.
Si embargo el lince está extendiéndose a varios hábitats que no so considerados óptimos para él, habría que estudiar todos los resultados. Otro de los requisitos estaría relacionado con el nivel de migración. Se necesitaría que las subpoblaciones estén conectadas entre si para favorecer el intercambio genético entre unas y otras.
Los programas de conservación del lince ibérico resultan esperanzadores ya que promueven una tendencia positiva (así lo han demostrado los estudios los últimos diez años). El último censo contabilizó un total de 1668 individuos en libertad frente a los escasos 100 que había en 2002.