Mar Mediterráneo
El calentamiento global afecta en especial a nuestro mares. El mar Mediterráneo está registrando temperaturas extremas que suponen un grave peligro para el ecosistema.
El pasado mes de julio se alcanzaron temperaturas récord y extremas en el mar Mediterráneo, en concreto en la costa de la Comunidad Valenciana.
Ya lo advirtió el experto Jorge Oclina, responsable del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante (UA) y expresidente de la Asociación de Geógrafos Españoles (AGE), cuando afirmó que en julio el agua había llegado a alcanzar los 28ºC en el litoral de la Comunitat, hecho que ya se dio en el verano del 2022, pero que esta vez se habría adelantado varias semanas.
Según Oclina, las altas temperaturas registradas durante estos últimos años en el mar eran hechos extraordinarios y que en ocasiones se daban a finales del verano. Sin embargo, en los veranos posteriores se han vuelto algo habitual y cada año las altas temperaturas de las aguas se dan antes. El verano de 2022, ya se registraron los 30ºC durante la primera quincena de agosto.
Las altas temperaturas en el mar, provocan que el Mediterráneo sea "potencialmente inestable" lo que provoca que se generen tormentas con lluvias torrenciales y que desemboque en lo que conocemos como "gota fría". Además de las fuertes lluvias, si la temperatura del mar no baja, la temperatura ambiental sigue siendo muy alta, lo que hace que las noches sean especialmente calurosas.
Las altas temperaturas de las aguas, también provoca la aparición de las medusas, que este verano más que nunca, se están convirtiendo en el enemigo principal de los bañistas. En el mar Mediterráneo la especie más común es 'Rhizostoma pulmo': este tipo de medusas estresan con el calor del agua, lo que produce que sean más "urticantes" y por lo tanto, más peligrosas para quienes se encuentran con ellas. Aunque su picadura no es preocupante, si conviene prestar atención a la presencia de estos animales.
Otra medusa que está "aterrorizando" a los turistas este año es la Carabela portuguesa, característica por su color violeta-azulado y por la gran cantidad de veneno que contiene en sus tentáculos que pueden llegar a medir más de 20 metros. Aunque es comúnmente conocida como una medusa, la realidad es distinta: se trata de un grupo de microorganismos marinos que se unen entre ellos para poder sobrevivir. Esta especie es típica del Atlántico, pero debido al incremento de las temperaturas, cada vez está más presente en el Mediterráneo.
La primera medida de precaución a tomar sería la de no bañarse si se detecta abundancia de estos seres en el agua, pero en el caso de encontrase con uno de ellos y tener la mala suerte de recibir una picadura, habrá que ir al punto de salvamento de la playa para aliviar los efectos producidos por la picadura. Entre otras cosas es importante no frotar, lavarse con agua del mar, aplicar frío y dejar los remedios caseros de lado: no aplicar vinagre o amoníaco. Lo importante es actuar siempre lo antes posible y consultar con un médico si los síntomas no se atenúan.