Sucesos
Somalia está viviendo una situación crítica por la fuerte sequía. Los más pequeños son los más afectados por esta situación.
Somalia vive una de las peores sequías de los últimos 40 años y quienes más la sufren son los más pequeños, ya que cada vez son más quienes están perdiendo la vida. Funcionarios del Gobierno avisan de que en cuestión de días o semanasn podría darse una catástrofe todavía mayor. Por ello, piden más ayudas.
Dahir, de 11 años, está sentado con su madre, Fatuma Omar, junto a la carpa improvisada de la familia, en Baidoa. El joven llora al ver la situación y en voz baja dice: "Solo quiero sobrevivir a esto", mientras su madre le dice que no llore: "Tus lágrimas no traerán de vuelta a tu hermano. Todo estará bien", añade.
Hace dos semanas, el segundo hijo de Omar, Salat, de 10 años, murió de hambre al poco de llegar a la ciudad de Baidoa, a la que llegaron tras caminar durante tres días desde su pueblo. Su cuerpo fue enterrado en tierra rocosa, a pocos metros de su nuevo hogar.
"No puedo hacer el duelo por mi hijo. No hay tiempo. Necesito encontrar trabajo y comida para mantener con vida a los demás", dice la madre, mientras acunaba a la más pequeña de todos, Bille, de nueve meses, y vigilaba a su otra hija de seis años, Mariam, que tenía tos áspera.
Para poder llegar hasta Baidoa, Omar tuvo que andar junto a sus nueve hijos durante quince días, desde un pueblo llamado Buulo Ciir. "Vi morir a mi hija antes ante mí y no pude hacer nada", contaba. Farhir solo tenía tres años.
"La cargué en brazos durante 10 días. Tuvimos que dejarla al costado del camino. No tenía fuerzas para enterrarla. Podíamos escuchar a las hienas acercándose", añadió.
El Dr. Abdullahi Yussuf es el encargado de la mayoría de pacientes. Cama por cama iba examinando a los más pequeños. La edad varía desde los dos meses hasta los tres años.
"Muchos mueren incluso antes de llegar al hospital", dijo el Dr. Abdullahi.
Se va acercando la hambruna
A pesar de que los funcionarios somalíes y organizaciones internacionales hayan avisado durante meses sobre una hambruna inminente sobre la región del sudoeste de Somalia, el doctor dijo que su hospital ya carecía de artículos básicos.
"A veces nos faltan suministros. De hecho, es aterrador porque la gente está muriendo y no podemos ayudarla. Nuestro gobierno local no está manejando esto bien. No ha estado planificando para la sequía o para la llegada de familias desplazadas", añadió Abdullahi.
El apoyo internacional es clave
"Necesitamos ser más rápidos, necesitamos ser precisos... y más efectivos", dijo Nasir Arush, Ministro de Asuntos Humanitarios del estado del Suroeste, en su breve visita a uno de los campamentos de la ciudad. Sin embargo, el ministro insistió en que la clave es recibir más apoyo internacional.
"Si no recibimos la ayuda que necesitamos morirán cientos de miles de personas. Lo que estamos haciendo ahora tendríamos que haberlo hecho hace tres meses. A menos que la ayuda llegue rápido, creo que ocurrirá algo catastrófico en esta área", afirmó Arush.