Sequía
La iglesia del pueblo hundido de San Román de Sau en Barcelona se ha podido ver debido al bajo caudal del pantano, algo que nunca antes se había visto.
Las sequías a lo largo de toda España están provocando muchos problemas en la ganadería, la agricultura y en general a la vida cotidiana. Los embalses y pantanos están bajo mínimos y la realidad es que la reserva en estos cae al 39%, el menor porcentaje desde la gran escasez de 1995.
Sin embargo, estas sequías están dejándonos imágenes nunca vistas, y es que en el Pantano de Sau, en la provincia de Barcelona, se ha podido ver por primera vez la iglesia que permanecía hundida bajo las aguas del pantano.
Este pantano esconde bajo sus aguas una de las joyas de los pueblos hundidos de España, y cuando el caudal era mucho mayor solo sobresalía a la vista el campanario de la iglesia y ahora se ha podido apreciar al completo.
El nivel del pantano hace tres meses era del 63% de capacidad, y actualmente se encuentra al 37%. Ahora se puede caminar por las paredes de piedra de la iglesia, y apreciar de muy cerca algo que hace meses parecía imposible. Acceder al embalse es muy sencillo, se debe tomar la carretera C-17 en dirección a Vic desde Barcelona, y depsués de esto, coger un desvío hacia Vilanova de Sau. Una vez se haya llegado al pueblo, tan solo debe seguir las indicaciones que señalizan el pantano.
Se trata de una imagen icónica en la historia, algo que nos deja esta sequía que parece no terminar nunca.
Embalses y ríos vacíos
Ríos secos, embalses muertos, incendios continuados y restricciones en los suministros. Estas son algunas de las consecuencias de la gran sequía que afecta al país, pero también a casi toda Europa. Ante estas circunstancias, las consecuencias son aterradoras y es que son cada vez más los lagos, ríos y pantanos que están rozando sus límites de capacidad, pero no al alza.
El río Miño, siendo uno de los más caudalosos de España, está a la mitad de su caudal. En Andalucía, el Embalse de La Viñuela está al 12,31% de su capacidad y el Embalse del Tranco de Beas, en la cabecera del río Guadalquivir, se debería regar una cuenca de 57.527 km, algo que es prácticamente imposible debido a su inmensa y continuada sequía. Estos son solo algunos de los ejemplos que diariamente, se ven en los diferentes puntos de nuestro país.