Viñedos congelados
Las heladas de esta semana han afectado a los viñedos del interior peninsular. Los más dañados, los de la Ribera del Duero, el Bierzo y la Rioja. Pequeñas áreas de Albacete y Cuenca también han sido afectadas.
España es un país que si por algún factor destaca es por su producción de vid. Los diferentes episodios climáticos que está viviendo el país inciden directamente en este tipo de cultivo y es algo que ya está empezando a preocupar a los expertos. Pero si hay algo que temen los agricultores de viñedos son las granizadas y, sin duda alguna, las heladas de primavera. Unos fenómenos meteorológicos que se han producido con frecuencia en los últimos años. Resulta extremadamente dañino porque en estas fechas de la primavera salen los primeros brotes.
Llegaron las temidas heladas primaverales a las zonas de viticultura del norte peninsular, afectando sobre todo a las situadas en la Ribera del Duero. Concretamente, el portal Agrodigital.com ha señalado que las zonas afectadas ya son 18.223 hectáreas. Estos cultivos, que antes crecían verdes, ahora los tiñe un color marrón. Félix Calvo, viticultor, muestra sus cepas que ya tenían estos brotes verdes, pero, al someterse a temperaturas de tres grados bajo cero, muchos de esos brotes están quemados. "El día anterior estaba verde, luego todo marrón, como el tostado que produce la helada, esto ya está muerto", narra el viticultor. De hecho, hay zonas donde se ha descartado ya la posibilidad de que nazcan racimos. En algunas explotaciones se ha perdido hasta el 100% de la cosecha. En algunas parcelas de, sobre todo, Valladolid, Burgos o La Rioja se habla de pérdidas de cosecha de un 70%.
El objetivo ahora es salvar la planta
Los agricultores ahora tienen que limpiar las cepas de brotes muertos y preparar las plantas para una nueva brotación, aunque ésta ya no producirá uva. Uno de ellos así lo relata: "Ahora hay que esperar a que vuelvan a brotar, pero ya no trae uva, solo vegetación, ahora encima nos da más trabajo".
Esas mortíferas heladas han afectado también a las plantaciones de algunas comarcas del sur de Cuenca y el norte de Albacete.
La desesperación de los profesionales de estos viñedos es tal que han tenido que tomar medidas extraordinarias. De hecho, en algunas comarcas, durante las horas nocturnas, colocan fuegos al lado de las vides para darles calor y que así no aparezcan heladas al amanecer. Un ejemplo claro es Llivia (Girona). De hecho, este método es uno de los más antiguos usados para este fin: consiste en desplegar botes de parafina a lo largo del viñedo y posteriormente se enciente, elevando la temperatura hasta dos grados en una superficie de 25 metros cuadrados.
El riesgo de helada es un fenómeno que está cubierto por el seguro en los cultivos de uva, independientemente de las modalidades. Por otro lado, el seguro agrario español, según ha informado en un comunicado Agroseguro, ha evaluado los daños de estos viñedos y los califica de "extensos" y que "abarcan numerosas localidades". Esto ha dado lugar a que se inicie un proceso de evaluación de daños que consiste en el envío de técnicos a las áreas afectadas.
Pero la climatología no es el único problema que enfrentan los agricultores, sino que los trabajadores del campo también tienen que hacer frente a otros temas, como por ejemplo la falta de mano de obra relacionada con la falta de relevo generacional. Esto puede provocar que el campo quede vacío. Por eso, los trabajadores piden hacer más atractivo el campo para nuevas generaciones, porque debido a la sequía de los últimos años, mucha de la mano de obra se ha ido a otros sectores. Lo cuenta uno de esos trabajadores: "Resulta que la gente se ha colocado en otros sectores, como el sector de las energías renovables, la hostelería, etc.".
Ante esta falta de trabajadores, optan por soluciones como el cambio de cultivo a aquellos que necesiten menos mano de obra. Aún así, tendrán que afrontar la problemática en verano para recolectar todo lo que se plante.