Alerta climática
Los científicos alertan de una inminente alteración en los patrones de las corrientes del Océano Atlántico, que desembocaría en efectos "devastadores e irreversibles". Las DANAS como la que he devastado España serían más numerosas y virulentas.
Que el calentamiento global deriva en un cambio climático de grandes proporciones a nivel global, es una evidencia científica tan contundentey demostrada como que los antibióticos combaten las infecciones. Unos mares y océanos más cálidos alimentan los fenómenos extremos como la destructiva DANA que ha devastado zonas del este de España desde cuenca hasta Málaga, cebándose especialmente con Valencia. El agua más caliente , que en el Mediterráneo bate récords cada año, junto a una mayor humedad -debida a que la evaporación también aumenta - funcionan como combustible de las borrascas. Sin lugar a duda aumentan la cantidad y virulencia de los temporales producto de DANAS y Huracanes.
En este caso, hasta un total de 43 personalidades reconocidas a nivel mundial en el campo de la investigación científica centrada en el clima, se han pronunciado. Han firmado una carta abierta en la que quieren, según sus propias palabras: "Llamar la atención del serio riesgo de un cambio de grandes dimensiones en la circulación oceánica del Atlántico".
Doctores, profesores y otros investigadores de distintas instituciones han suscrito esa misiva en la que definen el Atlántico Norte como la zona cero de los riesgos que afrontan los mecanismos de regulación climática a nivel global.
Los expertos subrayan que en los últimos años, numerosos estudios indican que el riesgo real ha sido enormemente subestimado. Los cambios que se están produciendo, debido al calentamiento global, tendrían "impactos devastadores e irreversibles", especialmente en los países nórdicos, pero subrayan que otras partes del mundo no quedarían al margen.
Los patrones climáticos del planeta Tierra están definidos por mecanismos como la Circulación General Atmosférica, o corrientes marinas, movidas por los vientos, que marcan principalmente esos movimientos a nivel de superficie y varias decenas de metros; y las diferencias de temperaturas o salinidad, responsables también de movimientos de hundimiento o afloramiento de las grandes masas de agua.
La 'AMOC' es el nombre que recibe esta corriente por su siglas en inglés. En español: Corriente de Retorno del Atlántico Meridional. Precisamente esta corriente es el principal mecanismo de transporte de calor, desde zonas del sur, hacia el norte del Océano Atlántico. Determina por lo tanto las condiciones de vida de millones de personas en la región ártica "y mucho más allá", señalan los firmantes al alertar de que se está en serio riesgo de alcanzar un punto de no retorno.
Desde el fin de la última glaciación la 'AMOC' se encuentra en el modo cálido, en su estado más débil desde hace al menos 1200 años.
Estos mecanismos son los responsables de regular las pautas en las que se forman las borrascas, y definen las zonas donde se originan. En el caso de la AMOC hay que destacar la influencia e importancia del calor, que en definitiva, es energía y ejerce el papel de 'combustible' del que se alimentan las borrascas, marcando su intensidad y duración.
Los reguladores climáticos dependen de unas condiciones regulares y más o menos estables durante miles de años. La alteración de un equilibrio es más delicado de lo que parece y podría llevar a los patrones climáticos a un desajuste de gran magnitud.
Además esta corriente, que en realidad es una función matemática de balance de agua, es sólo un parte de la circulación oceánica, esta directamente interrelacionada con patrones como la Corriente del Golfo o la de Groenlandia. Su interrupción causaría un efecto dominó que modificaría de forma irreversible al clima de todo el planeta.
La evidencia científica muestra inequívocamente que la humanidad se enfrenta a una serie de retos tan ambiciosos como urgentes que ayuden a poner soluciones a la crisis climática.
En la carta que han elaborado recuerdan las que las tasas de calentamiento estimadas y marcadas como límites en distintas cumbres climáticas ya han sido superadas. Ese ritmo de calentamiento es mucho mayor del previsto siendo el que se esperaba alcanzar en décadas futuras, es decir, en este último informe viene a reconocerse que se ha "subestimado este riesgo y que el paso de este punto de inflexión es una posibilidad seria ya en las próximas décadas".
La conclusión apunta que "existe una confianza media en que la Circulación Meridional Atlántica no colapsará abruptamente antes de 2100, pero si ocurriera, muy probablemente causaría cambios abruptos en los patrones climáticos regionales y grandes impactos en los ecosistemas y las actividades humanas", sin embargo, esa "confianza media" no resulta muy tranquilizadora por lo que subrayan: "El propósito de esta carta es llamar la atención sobre el hecho de que una 'confianza media' en que la AMOC no colapsará no es tranquilizador, y claramente deja abierta la posibilidad de un colapso de la AMOC durante este siglo. Y una probabilidad aún mayor de que se desencadene un colapso este siglo pero que se desarrolle plenamente en el próximo".
En la misiva también dejan claro que "la adaptación a una catástrofe climática tan grave no es una opción viable" ya que se desencadenaría un clima tan extremo sin precedentes que afectaría a todos los ámbitos de nuestra vida. "Cambios en las franjas de lluvias tropicales, una menor absorción de dióxido de carbono oceánico así como un importante aumento adicional del nivel del mar, particularmente a lo largo de la costa atlántica estadounidense, y una perturbación de los ecosistemas marinos y la pesca".
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