Sequía
El mes de enero ha sido el más seco de la última década y febrero no ha comenzado mejor. La lluvia no llega y tanto agricultores como ganaderos sufren los efectos de la sequía.
El pasado mes de enero ha llovido en Galicia un 64% menos de lo habitual y eso ha dejado los embalses por debajo de la ocupación habitual en esta época del año y los ríos con el caudal más bajo de los últimos tiempos.
El abastecimiento está asegurado y la Xunta de Galicia hace un llamamiento a la calma porque, pese a lo llamativo del término, por el momento, hay agua suficiente para el consumo y no se esperan problemas a corto ni medio plazo. Aún así se ha decidido decretar la prealerta por sequía para intensificar la vigilancia y buscar un consumo responsable por parte de la población y las administraciones locales.
El mes de enero ha sido el más seco de la última década y febrero ha arrancado de la misma manera. En la provincia de Ourense no llueve desde la primera semana del año y las poquísimas precipitaciones que han caído en la última semana en algunas zonas puntuales de la comunidad no han sido suficientes para recuperar el caudal de los ríos ni el agua de los embalses.
Los ríos tienen este invierno un 43% menos de caudal que el que acostumbran a tener en estas fechas. Y hay embalses que están a menos de la mitad de su capacidad. Un ejemplo es el de Caldas de Reis, en Pontevedra, a un 46%.
Una situación atípica, desde luego, en una comunidad más acostumbrada a recibir temporales que sequías. Así es que, aunque disfrutar del sol en enero le ha sacado una sonrisa a más de uno estos días, los gallegos empiezan ya a poner un ojo en el cielo buscando esas gotas que, aquí, son arte. Para todos, pero principalmente para agricultores y ganaderos que comienzan a notar los problemas.