Humedales
El de Doñana sería el más importante de España, ya que cuenta con una superficie de 111.646 hectáreas. La alerta es evidente: en menos de dos siglos han desaparecido tres cuartas partes de los existentes.
Hoy, 2 de febrero, se celebra el Día Mundial de los Humedales en conmemoración de la firma del convenio de Ramsar (Irán), más conocida como convención de los humedales, que entró en vigor en 1975.
En España hay 75 recogidos dentro de este convenio que protege en torno a 2.000 y, para avanzar en su proceso de restauración, el Ministerio de Reto Demográfico y Transición Ecológica aprobó el pasado 2022 el Plan estratégico a 2030. Su propósito es simple: en los próximos 7 años hay que evitar, detener y revertir la pérdida y la degradación de estos parajes naturales.
Los Humedales son ecosistemas cuyos suelos permanecen, siempre o casi siempre, inundados independientemente sean de agua dulce o salada. Sus funciones medioambientales son claves para mitigar el cambio climático, regular el ciclo del agua y contribuir al desarrollo ecológico y pesquero, pero la sobreexplotación del agua, la desertificación y la agricultura intensiva serían sus principales enemigos.
El nivel de destrucción de los humedales es tres veces mayor que el de los bosques y el 80% de ellos (a nivel internacional) se encuentra en un estado de conservación deplorable, según el SEO/Birdlife, lo cual es desastroso, no solo para el medioambiente sino también para la vida en las urbes, ya que contribuyen diariamente a reducir inundaciones, suministrar agua potable, filtrar desechos, mejorar la calidad del y del aire, y en general, mejorar el bienestar humano.
Estos son los 6 humedades de España más afectados:
Humedal de Doñana, en Huelva
Es la mayor conserva ecológica de Europa. En 1994 fue declarado patrimonio universal por la UNESCO. Este paraje, que además es hábitat de especies en peligro de extinción como el lince ibérico, está en cuenta atrás hacía su destrucción. La extracción masiva de agua está desabasteciendo las reservas de los acuíferos de los que se nutre este paraje.
Tablas de Daimiel, en Ciudad Real
La sobreexplotación que se está llevando a cabo desde finales de los años 80 en las masas de agua del Alto Guadiana, ha secado poco a poco este humedal en el que, actualmente, apenas hay rastro de agua.
Mar menor, en Murcia
Se trata de la mayor laguna de agua salada en España. Es la casa de una gran cantidad de especies en peligro. El elevado índice de contaminación de sus aguas hace que en él se forme una bolsa con poco oxígeno siendo esto el responsable tanto, de que millones de peces aparezcan muertos en sus orillas, como de un olor que los vecinos de la zona califican como putrefacto.
La Albufera de Valencia
La escasa y malísima calidad de agua, debido a la ingente cantidad de vertidos tóxicos, lo han convertido en un estanque de aguas muy eutrofizadas.
Delta del Ebro
El claro ejemplo de las devastadoras consecuencias del cambio climático, ya que a causa del retroceso de la costa, el delta se está hundiendo 10 metros cada año.
La Albufera de Mallorca, en Islas Baleares
Su estabilidad es clave para 3.800 especies, pero la mala calidad de las depuradoras de la isla y, la contaminación continua del agua, amenazan su supervivencia.
Pero la destrucción de estos parajes aún tiene esperanzas de poder recuperarse, debido a la valiosísima labor llevada a cabo por El Registro de Montreux, herramienta de valor incalculable y encargada, entre otras cosas, de salvar humedales.
Montreux denuncia que España no cuenta con un inventario completo ni actualizado de sus zonas húmedas, lo que va en contra de la Ley del Patrimonio Natural de la Biodiversidad de 2007. La principal causa es que las comunidades autónomas no aportan datos al Comité Nacional de Humedales.