Calima
Atención a los alérgicos por el polvo en suspensión que cubre el archipiélago.
Temperaturas de hasta 34 grados y aire africano en la atmósfera, son las condiciones que se viven en Canarias desde hoy y que se mantendrán al menos hasta el fin de semana. Una situación que ha obligado a las autoridades a declarar la situación de alerta por altas temperaturas y prealerta por calima y en todas las islas desde este jueves. Es la combinación perfecta para que aumente el riesgo de incendio forestal, de hecho también se ha activado la alerta por este motivo ya que se dan las tres condiciones para que un fuego se propague: temperaturas superiores a los 30 grados y humedad por debajo del 30%. A esto hay que sumar que en los últimos días también ha soplado el viento en el archipiélago.
Aunque los episodios de calima son normales en las islas, los expertos advierten de que cada vez son más con más habituales, de hecho este año es la segunda vez que se activa esta alerta en meses fuera del periodo estival. Es por este motivo que algunas instituciones, como el Cabildo de Tenerife, han prohibido el acceso a zonas de monte, hacer fuego en áreas recreativas o de acampada y el uso de maquinaria que pueda proyectar chispas. En estos días tampoco está permitida la circulación de vehículos de motor en las pistas forestales, ni los eventos deportivos y romerías que puedan transitar por senderos.
La presencia de polvo en el ambiente provoca que se reduzca mucho la visibilidad y que disminuya considerablemente la calidad del aire. Esto afecta mucho a las personas con problemas respiratorios como el asma, enfermedad obstructiva crónica, es decir EPOC, o a los alérgicos en general. Es por este motivo que Salud Pública ha emitido una serie de recomendaciones para la población en general para evitar visitas a urgencias o ingresos hospitalarios en algunos casos.
Evitar la exposición prolongada al aire exterior, mantener las ventanas cerradas y no hacer ejercicio o esfuerzos físicos al aire libre, son los consejos que hacen los expertos ya que el polvo en suspensión contribuye a resecar las vías respiratorias y, en algunos casos, puede provocar que se agraven las afecciones de personas con problemas respiratorios.
Pero los problemas no se acaban cuando desaparece la calima. La exposición a estas partículas contaminantes puede producir molestias en el tórax, tos, palpitaciones, fatiga o incremento a la susceptibilidad a infecciones respiratorias, al menos durante los cinco días posteriores al inicio del episodio de calima.
Esta situación llega a las islas después de haber atravesado otro momento complicado, meteorológicamente hablando, debido al fuerte oleaje. Durante dos días todo el litoral del archipiélago ha estado en alerta por riesgo de inundaciones con la pleamar. Se han registrado daños en el mobiliario urbano, inundaciones en locales y viviendas a pie de calle y decenas de personas desalojadas durante varios días.
El riesgo de acercarse a zonas donde rompen las olas es muy grande y ha llegado incluso a cobrarse una vida. Un turista de origen checo de 53 años falleció este miércoles cuando estaba haciendo fotos, un golpe de mar lo tiró al agua y no pudo salir. Los servicios de emergencia no pudieron hacer nada por salvar su vida.
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