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Si quien reza cantando, reza dos veces, las oraciones de un párroco de Málaga, valen por tres,o por cuatro. A ritmo de villancico, el sacerdote José Planas, canta y baila al final de la misa.
La de sacerdote no es su única vocación: de madre gitana siempre ha llevado el baile en la sangre y para él no hay mejor manera para acercarse a sus feligreses. Aunque pueda parecer poco litúrgico, bailar en misa no ha supuesto ningún problema. Más bien al contrario: los domingos faltan bancos en la iglesia y el obispo le ha dicho que "tranquilo".
Ya en 2014 se dio a conocer en las redes porque celebró bailando por sevillanas la festividad de la Virgen del Carmen. Y si había que remangar sotana, se remangaba, con los feligreses entregados y a la cuarta ya le sobraba hasta el hábito.
El padre José no es el único sacerdote que ha demostrado que Dios y la música se llevan bien. Todos las matrimonios que se celebran en la parroquia de don Bruno, la iglesia de Limbiate, en la Lombardía italiana, saben que van a acabar cantando la canción de Ricchi E Poveri de 1982 "Mamma María" . Una canción que no habla ni mucho menos de la Virgen María pero para don Bruno, toda la música es divina.