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El Partido Popular y Convergencia y Unió sólo concederán un margen de confianza a Zapatero si "activa sin demora" ese plan de ajuste y la reforma del mercado laboral.
Zapatero se dispone a dar las primeras puntadas al agujero del Estado. Atrás, y dada la creciente presión internacional, sus reticencias.El margen de maniobra es escaso porque ya casi a mitad de año son muchas las partidas comprometidas.
Entre las alternativas para el ajuste: reducir el gasto y posponer la inversión frente al más impopular aumento de los ingresos vía impuestos, opción descartada a corto plazo.Sí anticipó el Gobierno que serán las autonomías las que asuman el 50% del nuevo recorte de 15.000 millones en menos de dos años.
Este improvisado ajuste del déficit podría hacer su primera parada en la administración pública con la eliminación de ministerios y de cargos autonómicos. En el capítulo de subvenciones, podrían someterse a revisión el cheque bebé, las matrículas universitarias o las donaciones.
El Ejecutivo descarta congelar y aún más reducir los sueldos de los empleados públicos, si bien dos tercios del gasto estructural recaen en la función pública junto a las transferencias sociales.Enderezar la economía española pasa por activar ya la reforma laboral o esto es al menos lo que la oposición confía en escuchar al Presidente.