Venta
La finca, de 110.000 metros cuadrados, acoge un "singular conjunto de edificaciones" en los que no falta detalle. Esta aldea de Vegadeo tiene incluso pista de skateboard.
¿Se imaginan vivir casi aislados del mundo pero con sala de cine y pista de skateboard? Pues hay un lugar, no muy lejano, en el que es posible. En Vegadeo, en la frontera entre Asturias y Galicia, a pocos kilómetros de la playa de las Catedrales, la pequeña aldea de Armeitín está a medio camino entre la magia de un cuento y la diversión de un parque de atracciones.
El entorno está formado por un "singular conjunto de edificaciones" en el que sobresalen la casa principal y la casa de invitados. Así se anuncia en el portal inmobiliario en el que se pone a la venta. Lançois Doval se dedica a la gestión para la venta y alquiler de patrimonios singulares, y éste, de eso no hay duda, lo es.
La primera de las construcciones del conjunto tiene tres plantas. En ellas, además de los grandes salones, está el molino original de la finca. Se trata de un espacio cargado de historia ya que data de 1850, pero que ha sido perfectamente adaptada a los tiempos. Tanto que la tercera altura, abuhardillada, dispone de billar y futbolín, así como su propia sala de cine con nueve butacas.
Una finca de 110.000 metros cuadrados sirven de escenario perfecto. En ellos no falta tampoco la piscina. Por no faltar no falta ni su propio río, el Suarón. Para el acceso es imprescindible atravesar el prado, un entorno cargado de paz y tranquilidad donde la privacidad es también un reclamo. Valor en alza, sobre todo, para los ciudadanos extranjeros habituales en la compra de aldeas abandonadas.
En este caso la diferencia fundamental es el nivel de conservación y servicios de los que dispone este conjunto. Un lugar hasta hace no tanto explotado para el turismo y que podría tener en él una nueva vida también. Este tipo de aldeas se presentan cada vez más como una gran oportunidad para inversores.
Y es que no todos pueden permitirse comprar, pero sin duda muchos optarían por unos días de retiro a apenas unos kilómetros de los concejos asturianos de Castropol, Villanueva de Oscos, Taramundi o San Tirso de Abres, y los gallegos de Trabada o Ribadeo. A un tiro de piedra de la playa de las Catedrales y el entorno casi virgen de la Mariña lucense y la costa asturiana.
El anuncio destaca otro elemento singular. "Es uno de los municipios en los que se habla el eonaviego, o gallego-asturiano», subrayan. El eonaviego se define como: 'Una variedad lingüística de las lenguas romances, del subgrupo galaico-portugués, cuyo dominio territorial se extiende, por la comarca asturiana comprendida entre los ríos Eo y Navia'".
Ya lo venimos diciendo, al entorno no le falta detalle. Tan solo ponerse en contacto con el vendedor y ponerle precio. Esa es la parte menos mágica.
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