Opinión Vicente Vallés
Llevamos meses sufriendo una subida imparable del precio de la energía. Afecta a la electricidad y a los combustibles. Y, de momento, no parece que haya tocado techo. Al mismo tiempo, desde hace años estamos metidos-de-lleno en un intento, todavía fallido, para frenar el calentamiento global. Las sociedades modernas buscan soluciones para responder a este dilema: cómo disponer de energía limpia y barata.
El presidente de Francia ha anunciado que va a construir nuevas centrales nucleares para asegurar la independencia energética de su país. Y, de hecho, Francia, es el país de Europa con más reactores nucleares. Tiene más de 50, mientras en España el plan es cerrar progresivamente nuestras propias centrales. Es evidente que no hay un criterio único en Europa sobre la energía nuclear.
Quienes consideran que es peligrosa optan por cerrar las centrales. Mientras, otros aseguran que es una fuente de energía que no contamina la atmósfera, y que permite no depender energéticamente de países complicados, como Rusia, Arabia Saudí o Argelia.