EL RECUERDO DEL CONCORDE
La industria aeronáutica quiere conseguir lo que ya hacía, hace años, otro avión que hoy descansa en el museo. Durante 27 años el Concorde unió Europa y América en viajes que rondaban las 3 horas.
Tras el accidente sufrido en París en el año 2000, este avión supersónico dejó de volar. El argumento que retiró al Concorde fue que sus viajes eran demasiado caros y que las rutas más rentables estaban limitadas por la legislación sobre el ruido.
Pero el sueño de llegar desde Paris a Nueva York en tres horas no se ha abandonado. Sobre la mesa hay varios proyectos. El último en el que están implicados antiguos trabajadores de la NASA y de Boing, pretende poner en el aire un avión capaz de viajar a 2.700 kilómetros por hora, y con capacidad para 50 personas.
El año que viene empezará a probarse y sus responsables aseguran que en 2020 las aerolíneas podrían empezar a usarlo. Cinco de ellas ya se han interesado. No es el único proyecto, el AS2 volará a 1.900 km por hora y solo podrá llevar a 10 pasajeros, lo que lo hace menos rentable.
Ese es uno de los obstáculos, son aeronaves caras de fabricar y caras de mantener. El otro problema es el ruido. Se trabaja para solucionarlos y que podamos de nuevo comer en Paris y merendar en la gran manzana.