Opinión
Susanna Griso compara la situación económica que atraviesa la Unión Europea con el diagnóstico de un médico: "Los doctores del BCE prometen auxiliarnos pero todavía no sabemos el tratamiento".
La prima de riesgo, esa pariente tan pesada, vuelve a llamar a nuestra puerta. Solo nos acordamos de ella cuando la economía se tensa. Es el síntoma de que algo no va bien.
Ha empezado como febrícula. La temperatura de nuestra prima, que ya sabéis que es el diferencial con el bono alemán, ha aumentado un poco y los doctores del Banco Central Europeo nos han hecho saber que se reunían de urgencia.
Prometen auxiliarnos tanto a España como a Italia, que somos países muy endeudados y, por tanto, los menos fiables para los mercados. ¿Cómo? Pues todavía no conocemos el tratamiento, pero basta que la doctora Lagarde enseñe el botiquín, para que la fiebre de nuestra prima baje mínimamente.
La pregunta es ¿qué nos van a pedir a cambio? ¿ajustes, congelación de las pensiones? A los europeos, a diferencia de los estadounidenses, todavía no nos han aplicado quimioterapia. Estamos en paliativos hasta el 21 de julio, cuando nos subirán el precio del dinero, pero el euríbor, que es el tipo al que se prestan los bancos entre sí y la referencia para lashipotecas, se ha disparado en pocas semanas del 0,3 a casi un 1%, su máximo desde 2012.
Eso ¿qué supone? Pues 1.000 euros anuales más en una hipoteca media. Ergo, los ajustes ya han empezado. Y este cuento, lamentablemente, ya nos lo sabemos.