Black friday
Bolsillos listos, tarjetas de crédito en posición y cajas registradoras engrasadas. Prepárense, porque el Black Friday ya ha llegado y hoy nos preguntamos si ha cambiado nuestro consumo de ropa.
Malos tiempos para ahorrar. De aquí a final del año, la espiral consumista amenaza con tocar techo. Las Navidades están a la vuelta de la esquina y para que no se te olvide que, si no necesitas comprar nada, has de inventártelo. Está el Black Friday, el Ciber Monday, y la posterior campaña de rebajas.
Bajo la apariencia de grandes descuentos, el marketing ha conseguido movilizar a la población para que, quien más quien menos, acabe gastando dinero. Tranquilo, no vamos a preguntarte si ya has tirado de tarjeta de crédito, pero sí vamos a reflexionar sobre cómo ha cambiado el consumo de moda, y para ello contamos con Enrique García, portavoz de la OCU. "En el Black Friday en particular, y de acuerdo con los datos de nuestra encuesta, la moda ocupa el 60% del gasto, le sigue el producto electrónico con el 34% y luego, en menor medida, en torno al 15%, el pequeño electrodoméstico", explica Enrique García.
"La moda tiene picos temporales" y esto lo vemos claro cuando llega el periodo de rebajas en el que el textil sigue siendo el capricho estrella y después su consumo baja significativamente. Y es que, como indica García, "el componente de gasto en moda es un capítulo importante, no el más importante, pero sí importante en el gasto de una familia". Sin embargo, aunque el gasto en ropa es una constante en el día a día de cualquiera, desde el sector textil se dibuja un escenario complicado en los últimos años.
El pasado mes de mayo, la Asociación Retail Textil España (ARTE), presentó en el Congreso de los Diputados un informe realizado por una consultora financiera, AFI, en el que se indica que la actividad del comercio textil aportó a la economía española 19.800 millones de euros en 2022. En ese mismo texto se calcula que este sector habría aportado en 2022 el 2,5% de la recaudación fiscal del país, más concretamente, el 27% de los 6.300 millones de euros que habría dado a las arcas públicas corresponden a las cotizaciones a la Seguridad Social, mientras que otro 19% corresponden a lo generado por el IVA. También se subraya que genera 343.000 puestos de trabajo. Con estas cifras se dice que el sector se ha recuperado ya de la época de la pandemia y que los números superan ya los registrados en 2019.
Más optimistas son los datos publicados por el Informe Económico de la Moda en España, impulsado por Modaes y el Observatorio del Textil y la Moda. En este texto, en 2023 la aportación al PIB del sector de la moda creció hasta el 2.9%.
Sin embargo, estas cifras chocan con los datos que publica Kantar Worldpanel que, por ejemplo, indica que el sector de la moda cerró el primer semestre de 2024 con un estancamiento en las cifras de facturación. En este estudio se señala una curiosidad que es que se ha vendido más, pero a precios más bajos. Acotex, la Asociación Nacional de Moda Retail, en su barómetro mensual, refleja por ejemplo que el mes de octubre ha sido un "buen mes de ventas con un incremento con respecto a 2023 del 7,3% quedando el acumulado anual en +0,48%". Y pone el foco en la próxima campaña navideña que supone, según sus cálculos, el 25% de las ventas anuales.
En este batiburrillo de cifras nos hacemos varias preguntas. ¿Si compramos tanta ropa, por qué la facturación del sector no sube? ¿Compramos más o menos que antes? Y antes de empezar a contestarlas, vamos a tomar como premisa el aviso del portavoz de la OCU: "La moda tiene muchos matices, no se puede meter en el mismo saco un producto de alta gama, de lujo, con otro producto de consumo más generalista. Estamos analizando lo mismo, pero con dos patrones de consumo totalmente diferentes".
Y es que para hacernos una composición de la realidad es necesario mirar el contexto global. Venimos de una época de fuerte inflación, todo ha subido: la hipoteca, la cesta de la compra, el ocio... todo. Pero los sueldos no se han incrementado, los que lo hayan hecho, en la misma proporción, por lo que nuestra capacidad adquisitiva se ha visto mermada. Además, en los últimos años un movimiento verde ha ido ganando terreno en la sociedad, penetrando también en el consumo de moda, en especial la 'fast fashion'.
Ahora "hay una mayor conciencia en los consumidores sobre el impacto ambiental que tiene este tipo de consumo de moda. Hay dos formas de reducir el impacto ambiental, tener unos usos de consumo sostenibles y luego determinadas prácticas. Una de ellas es el reciclaje de la ropa", dice García para confirmar que también se ve "que ha crecido como tendencia el uso de ropa de segunda mano, sobre todo entre la población joven". Y precisamente, sobre esa nueva vida a la ropa, un estudio de 'Consumer Trends 2022' de Samy Alliance la moda de segunda mano ganará a la 'fast fashion' en 2030. Y este pronóstico se hace con base en las tendencias de consumo que hacen las diferentes generaciones.
Los boomers y la generación X impulsaron el crecimiento del sector durante años, la generación Y o 'millennials' es la que al parecer muestra ahora un menor consumo de textil y llega luego la generación Z entre la que la moda de segunda mano ha cuajado profundamente. García apunta al respecto de que, aunque desde la OCU no tienen ningún estudio que pueda afirmar cuáles son esos patrones, es evidente que "no consume de la misma forma un adolescente que una persona que tiene 30 años o que una persona adulta". Además, añade: "Hay un importante componente de género, no gastan lo mismo los hombres que las mujeres y esto es una realidad. El impacto de las campañas publicitarias es distinto, y es cierto que en los jóvenes hay una mayor concienciación del impacto que tiene el consumo de moda rápida y hay tendencias de usar moda elaborada con tejido reciclado, usar moda fabricada en Europa, que no tiene ese impacto medioambiental global, y hay diferentes tendencias que, de alguna manera, se contraponen a ese consumo más generalizado que supone la 'fast fashion'".
También destaca García algunas contradicciones y es que aunque se muestra convencido de que será la generación Z la que marque el rumbo de los próximos años, porque "es la generación del futuro, pero hay también patrones contrapuestos. Seguramente es la que mayor concienciación tiene sobre el impacto medioambiental, pero luego también es la que, lamentablemente, desarrolla otro tipo de patrones y de consumo" y apunta: "En las redes sociales no predominan los mensajes relacionados con un consumo sostenible de moda, predomina lo otro".
Resumiendo, podemos confirmar que la moda sigue siendo "un capítulo importante" del gasto de los consumidores, pero que ese consumo ha cambiado. Impulsado por el comercio online ahora es más fácil y rápido el consumo de ropa, sin embargo, esa 'fast fashion' ha generado una corriente de detractores que está consiguiendo, al menos por ahora, introducir su mensaje en favor de un consumo más sostenible de un sector que deja una enorme huella medioambiental: "El algodón, que es un tejido habitual, tiene un consumo de agua elevadísimo insostenible en muchos ámbitos de producción".
Y a todo esto hay que añadir las webs en las que se encuentran productos a precios muy básicos que dan la opción de comprar dos prendas por el precio que antes invertíamos en una. Y no podemos terminar el reportaje sin hacernos eco de la advertencia que lanza la OCU de cara a este Black Friday. "Esto no es un rumor, es una realidad. Nosotros afirmamos con rotundidad que la mayoría de ofertas en el Black Friday no baja el precio, al revés, en muchos casos sube. Solo un 14% de los más de 12.000 productos que hemos analizado en este Black Friday ha bajado el precio frente a un 36% que ha subido". La OCU observa además que muchos de los descuentos anunciados no se calculan basándose en el precio más barato de los últimos 30 días, sino con base en el precio anterior que más convenga al comercio.
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